Quería amor, pero solo recibía golpes
“Mi ansiedad por tener amor me llevó a aceptar relaciones que me dejaron peor de cómo estaba. Eran tantas mis ganas de escuchar palabras bonitas, de que alguien me amara y me valorara que siempre elegía personas que me faltaban al respeto, me agredían, me humillaban y bajaban mi autoestima.
Lo más fuerte que viví fue cuando me hice novia de un chico que me obligaba a hacer cosas que a mí no me gustaban y, aunque me lastimaba y me maltrataba, lo aceptaba por no sentirme sola ni vacía. Él no solo me celaba y me golpeaba, ¡me forzaba a tener relaciones sexuales cuando yo no quería! Anhelaba dejar de sentirme mal, creía que no valía nada, incluso muchas veces pensé quitarme la vida… hasta que abrí los ojos y decidí ponerle punto final a esa relación y lo terminé.
Cuando llegué a la Universal y asistí a la Terapia del Amor, aprendí a valorarme, a quererme, recuperé mi autoestima, me enamoré de Dios, entendí lo que significaba amar con inteligencia y, a la medida que iba usando mi fe, mis problemas se iban solucionando. Poco a poco, perseverando, conocí a la persona correcta para mí: un hombre de mí misma fe. Después de haber sufrido tanto, hoy mi vida amorosa está transformada y bendecida; valió la pena esperar, los tiempos de Dios son perfectos”, María Flores.
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