¿Qué comeré y qué vestiré?

¿Qué comeré y qué vestiré?

Por Departamento Web 2

Por tantas angustias y preocupaciones, no es raro que las personas caigan en la ansiedad, enfermen o incluso peleen con su pareja. A veces, se matan luchando por querer arreglar las cosas, pero al fin y al cabo no solucionan nada. Y, peor aún, cuando aparece un problema tras otro, llega un momento en que se desgastan.

¿Y por qué no logran avanzar?

Porque muchos no saben o no comprenden que el Espíritu Santo, la presencia de Dios, es quien pone en orden la vida de las personas. «Él hará eso, no sus propios esfuerzos. Claro que usted tiene que luchar, hacer sus cadenas y oraciones, pero debe entender que, si el Espíritu Santo no es lo primero, no va a conseguir nada y terminará desistiendo. No verá resultados mientras Él no tome el control de su vida, pues es la base para toda persona que quiere ser feliz», destacó el obispo Franklin Sanches en el Santo Culto del pasado domingo 4 de agosto.

Esto lo dejó claro el Señor Jesús cuando en una ocasión Sus discípulos estaban ansiosos y preocupados: «no os preocupéis por vuestra vida, qué comeréis o qué beberéis; ni por vuestro cuerpo, qué vestiréis. ¿No es la vida más que el alimento y el cuerpo más que la ropa? Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros, y sin embargo, vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No sois vosotros de mucho más valor que ellas? […]. Por tanto, no os preocupéis, diciendo: “¿Qué comeremos?” o “¿qué beberemos?” o “¿con qué nos vestiremos?”. Porque los gentiles buscan ansiosamente todas estas cosas; que vuestro Padre celestial sabe que necesitáis de todas estas cosas. Pero buscad primero Su Reino y Su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.» (Mateo 6:25-32).

«Buscar Su Reino significa priorizar Su Espíritu. Dios quiere que usted aprenda a confiar en Él, porque una vez que Su presencia entre a su vida, le proveerá de todo lo que necesita y no dejará que le falte absolutamente nada. ¿Somos o no somos más valiosos que las aves? Usted nunca verá a un pájaro morir de hambre en su hábitat (solo cuando está bajo el dominio del ser humano) porque Dios les da alimento todos los días, ellos dependen de Él. Jesús les estaba enseñando esto a Sus discípulos porque no tenían el Espíritu Santo», explicó el obispo.

Sin embargo, Dios no puede habitar dentro de una persona mientras ella tome actitudes equivocadas, por ejemplo, vivir en la mentira, pues Su Presencia es el Espíritu de la verdad.

«Si nosotros no aceptamos convivir con alguien que es mentiroso, ahora imagínese Dios. Jesús dijo: “Yo soy el Camino, la Verdad”. Por lo tanto, Él no acepta que vivamos en la mentira. Este tema es tan fuerte que una vez les dijo a los religiosos: “Sois de vuestro padre el diablo y queréis hacer los deseos de vuestro padre […]. Cuando habla mentira, habla de su propia naturaleza, porque es mentiroso y el padre de la mentira” (Juan 8:44).

La base de la relación con Dios es ser sincero. La persona puede ser la mayor pecadora que exista, pero cuando es honesta y le dice al Señor: “Pequé y fallé, perdón”, Él la perdona. Cuando uno toma conciencia de esto, pasa a vivir en la verdad y, entonces, Dios pondrá toda su vida en su lugar. Es como usted que es padre y premia a sus hijos cuando le dicen la verdad, no los castiga, sino que los apoya; así es el Señor», finalizó.

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