¿Puedo recuperar lo que perdí?

¿Puedo recuperar lo que perdí?

Por Departamento Web 2

La Biblia nos relata la ocasión en la que Dios llevó a su profeta a un valle de huesos muy secos: «Y Él me hizo pasar en derredor de ellos, y he aquí, eran muchísimos sobre la superficie del valle; y he aquí, estaban muy secos. Y Él me dijo: Hijo de hombre, ¿vivirán estos huesos? Y yo respondí: Señor Dios, tú lo sabes» (Ezequiel 37:2).

De acuerdo con lo que explicó el obispo Franklin Sanches, durante el Santo Culto del pasado 31 de julio, «puede que, a veces, usted se haga esa misma pregunta. “¿Me podré curar de ese cáncer? ¿Será que hay salvación para mi matrimonio? ¿Podré recuperar mi negocio o eso que perdí?”».

Dios le preguntó al profeta si los huesos vivirían, pero él le dijo: «Señor Dios, tú lo sabes».

Entonces, el secreto para quien busca tener una nueva vida está en darle oídos a la Palabra de Dios. Es ella la que va a forjar en usted una mente nueva porque… ¿de dónde vienen los pensamientos e ideas? De las cosas que vemos y oímos. Por ejemplo, «si usted creció en un hogar y escuchó cosas, estas forjaron su carácter y su manera de pensar. Si tuvo la fortuna de ir a una escuela o universidad, lo que escuchó ahí formó las ideas y pensamientos que tiene hasta hoy».

El obispo agregó que «cuando usted da oídos a la Palabra de Dios, entonces, ella produce en usted la mente de Cristo. Entonces, ya no piensa como el mundo ni como las personas comunes, sino que empieza a pensar como Dios lo hace». Esto es porque la Palabra de Dios va forjando en su interior el carácter de Dios y usted comienza a actuar como Él, ahí es en donde su vida cambia.

En realidad, muchos piensan que lo que va a cambiar sus vidas es solamente la oración. Orar es importante, pues le dará fuerzas, sin embargo, lo que va a transformarlo es el cambio en su mente y pensamientos. Es muy importante prestar atención a las voces que está escuchando, porque sus ideas están siendo formadas por lo que oyó o por ejemplos de otros.

Cuando una persona no tiene los pensamientos de Dios, está dejando que los pensamientos del mundo vengan y la influencien en sus decisiones, actitudes y comportamiento. En cambio, si los pensamientos de Dios están en usted, comienza a tener esperanza y aquella fe que necesita para vencer esa situación.

«Entonces me dijo: Profetiza sobre estos huesos, y diles: Huesos secos, oíd la palabra del Señor. Así dice el Señor Dios a estos huesos: He aquí, haré entrar en vosotros espíritu, y viviréis. Y pondré tendones sobre vosotros, haré crecer carne sobre vosotros, os cubriré de piel y pondré espíritu en vosotros, y viviréis; y sabréis que yo soy el Señor» (Ezequiel 37:4-6).

En el versículo anterior podemos ver que Dios no dijo: «ora o ayuna por estos huesos», Él dijo «profetiza». Profetizar es hablar. «Es por eso que usted debe tener cuidado con lo que habla, porque eso se vuelve una profecía», explicó. Si su mente está llena de la Palabra, de su boca saldrán la . En cambio, si hay odio, miedo… su boca hablará de lo que hay en su corazón.

«Profeticé, pues, como me fue mandado; y mientras yo profetizaba hubo un ruido, y luego un estremecimiento, y los huesos se juntaron cada hueso con su hueso. Y miré, y he aquí, había tendones sobre ellos, creció la carne y la piel los cubrió, pero no había espíritu en ellos. Entonces Él me dijo: Profetiza al espíritu, profetiza, hijo de hombre, y di al espíritu: Así dice el Señor Dios: Ven de los cuatro vientos, oh espíritu, y sopla sobre estos muertos, y vivirán. Y profeticé como Él me había ordenado, y el espíritu entró en ellos, y vivieron y se pusieron en pie, un enorme e inmenso ejército» (Ezequiel 37:7-10).

Como esos huesos se unieron, así también será en su vida. Tal vez ahora está como un rompecabezas, pero, si comienza a usar la fe, el Espíritu Santo comenzará a actuar y su vida comenzará a acomodarse. El obispo señaló que «ese desastre que está en su vida se va a acomodar, se va a ajustar. Es una profecía, está escrito. Dios quiere poner orden, ese orden comienza en lo espiritual, ahí empieza el orden de todo lo demás».

De acuerdo con el obispo Franklin, de nada sirve conquistar lo material si el Espíritu Santo no está en su interior, pues es como si continuara como un muerto en vida.

El Espíritu de Dios es lo que necesita para levantarse. En Su Palabra, podemos ver que con los huesos que antes eran secos Él formó un ejército y, sabemos que un ejército es formado por personas valientes e intrépidas. «¿Usted piensa que el ejército del Dios Todopoderoso va a perder la guerra? No, Dios no le llamó para que continúe viviendo derrotado».

Entonces, no importa quién sea, tal vez usted está sumergido en las drogas, está en la depresión o sufriendo, pero Dios le llamó para darle una vida nueva, para darle el Espíritu que levantó a esos huesos secos. Tal vez piensa que su problema ya no tiene esperanza… pero el Señor es especialista en casos perdidos.

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