¿Por qué no logra cambiar?

Una de las cosas que más frustra a las personas es querer cambiar y no lograrlo a pesar de prometer hacerlo. Sin embargo, «nadie puede por medio de sus propias fuerzas, incluso por más culto y preparado que sea, porque el hombre ya nace con la naturaleza corrupta», explicó el obispo Franklin Sanches durante el encuentro del pasado domingo 6 de febrero.

Vea lo que dice la Biblia al respecto:

«Había un hombre de los fariseos, llamado Nicodemo, prominente entre los judíos. Este vino a Jesús de noche y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro, porque nadie puede hacer las señales que Tú haces si Dios no está con él. Respondió Jesús y le dijo: En verdad, en verdad te digo que el que no nace de nuevo no puede ver el Reino de Dios.» (Juan 3:1-3).

Este hombre era alguien que practicaba su religión. Pero, no le servía de nada saber que Jesús venía de Dios si no se entregaba a Él ni obedecía lo que decía.

Según el obispo, una persona religiosa es así: trata de mostrar santidad y superioridad ante los demás, pero condena a otros por su manera de vestir, actuar y sus preferencias. No ve a las personas con misericordia. Y, por detrás, el religioso actúa peor e impone reglas que ni él mismo hace. Por eso Jesús le dijo a Nicodemo que necesitaba nacer de nuevo:

«Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo ya viejo? ¿Acaso puede entrar por segunda vez en el vientre de su madre y nacer? Jesús respondió: En verdad, en verdad te digo que el que no nace de agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios.» (Juan 3:4-5).

«No importa que alguien sea la persona más religiosa del mundo, si no nace del agua y del Espíritu, no será salva; en otras palabras, no puede entrar al Reino de Dios. Y es lo que precisa entender: solo logrará cambiar su interior cuando nazca de nuevo», explicó.

Por ejemplo: ¿cuántos son adictos a las drogas y piden perdón?

Para el obispo, cuando alguien en esta situación dice eso no significa que no sea sincero o que no se está esforzando en hacer su parte, sino que no lo consigue. Mientras el nuevo nacimiento no suceda, solo hará promesas sin cumplir.

Pero ¿cómo sucede ese cambio? «El Señor Jesús dijo que primero la persona debe nacer del agua, es decir, nacer de la Palabra de Dios. Esta última le convence de sus pecados, el Espíritu Santo la usa para mostrarle que está perdida y le hace tomar la decisión de arrepentirse y entregarse a Cristo, porque solo Él le puede salvar, nadie más», agregó.

Además, la Palabra le va limpiando sus pensamientos, su manera de ser y sus conceptos erróneos que tenía: entiende que no debe maltratar a su pareja, a sus padres, etcétera.

Lo segundo es nacer del Espíritu, es cuando el Espíritu Santo entra en usted y le da un nuevo corazón. Ahí es cuando le quita el corazón viejo (lleno de rencores, resentimientos, malicia, tristeza, depresión…) y pone un corazón según el corazón de Dios. Por eso la persona cambia, logrando amar de la misma manera que Jesús, sin condenar a nadie. Así, los demás verán a Cristo en usted, siendo Su representante dentro de su casa, trabajo. Quien le ve, notará que es diferente y querrá conocerlo a Él también, porque empieza a tener la semejanza de Dios, así como un hijo que nace con las características físicas y de carácter de sus padres. Aquel que es nacido de Dios logra perdonar, tener amor y posee buenos ojos.

Solo que si esto no pasa, continuará siendo un mal ejemplo, aun estando en la iglesia.

«Para lograr ese nuevo nacimiento, tiene que entregarse a Jesús, darle su vida de cuerpo, alma y espíritu, desear eso y decirle a Él que ya no quiere ser esa persona, que quiere cambiar. Entonces, en ese momento, el Espíritu Santo vendrá sobre su vida», finalizó.

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