¿Por qué el voto es sagrado?

La Palabra de Dios muestra que el rey Salomón dijo: «Cuando haces un voto a Dios, no tardes en cumplirlo, porque Él no se deleita en los necios. El voto que haces, cúmplelo. Es mejor que no hagas votos, a que hagas votos y no los cumplas.» (Eclesiastés 5:4-5).

Eso significa que el voto es mucho más que una promesa o un compromiso asumido delante de alguien. El voto es sagrado y, por eso, no se hace entre personas, con entidades o santos. Solo se hace con Dios. Entonces, si la persona no cumple un voto hecho con Dios, ella es considerada necia a Sus ojos.

El voto surgió para hacer una conexión entre el ser humano y Dios. La persona establece las condiciones de cómo actuará con Dios, por medio de su palabra, y las cumple después de que Dios haga Su parte. De esa forma, un voto no involucra dinero o bienes materiales, sino solo la palabra de la persona. Si la persona empeña su palabra, Dios le da las condiciones para que ella cumpla su voto. Es decir, ella puede pedir lo que quiera, pero debe asumir el compromiso de cumplir lo que prometió, cueste lo que cueste.

Es necesario comprender la importancia de la palabra empeñada, porque, por medio de ella, es posible generar vida o muerte.

Por medio de una palabra es posible deshacer acuerdos, matrimonios y negocios. Por eso, ella es muy importante, es muy poderosa.