«Perdí todo por pagarle a los brujos»
¿Has padecido alguna dolencia que parece no tener explicación? Muchos sufren afecciones o presentan síntomas que comúnmente se asocian con una enfermedad conocida. No obstante, al momento de realizar las pruebas necesarias –incluso repitiendo los análisis– no se descubre la raíz del problema; la situación trae consigo frustración y angustia. Cuando no se encuentra una causa física, es posible que se trate de una enfermedad espiritual. De acuerdo con el obispo Edir Macedo, estas parecen enfermedades comunes, pero no se logra diagnosticar la causa; así ocurrió con Lorenza Cadenas, conoce su historia.
«Me fui del país y me casé, sin embargo, al regresar empecé a enfermarme: de pronto me desmayaba y sentía que me ahogaba; estando inconsciente, tenían que llevarme al médico a otro pueblo, requería oxígeno y llegaron a hacerme todo tipo de análisis, pero no aparecía nada. Yo decía: «¿Por qué no encuentran lo que tengo?”. En una ocasión dijeron que era un tumor cancerígeno y que ya no tenía posibilidades de recuperación, pues si me operaban el cáncer podía regarse. Asimismo, no dormía, no caminaba ni comía, estaba en cama y pesaba 40 kilos. Llegué a ver sombras, oía voces extrañas que decían que iban por mí y, de hecho, cuando me metía a bañar, veía que alguien entraba; yo le avisaba a mi esposo, pero no había nadie. Inclusive, al percibir esa presencia, me salía de la casa porque tenía mucho miedo.
Recuerdo que teníamos una camioneta y en una ocasión nos lanzaron huevos y tiraron semillas; cuando mis nietos las limpiaron se pusieron mal; pienso que desde ese momento inció el sufrimiento. Lo más terrible era que, cuando cerraba los ojos para dormir, veía a la muerte y sentía que venía hacia mí. A veces pasaba hasta tres semanas sin poder dormir. Además de ir con especialistas también fui con brujos y curanderos, gastamos mucho dinero en esos lugares, al punto de que vendimos terrenos, camioneta, joyas, ropa y todo lo que teníamos, pero nunca vi un cambio en mi salud.
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Mi sufrimiento llegó al grado de pedirle a mi esposo que me llevara a ver a mis hijos (ellos vivían en otro estado), porque yo sentía que me iba a morir. En el momento en que ya no podía más, una señora invitó a mi esposo a la Universal y acudimos por primera vez un martes. Durante la reunión me hicieron una oración y noté que ese día pude dormir tranquila. Fu entonces cuando le dije a mi esposo: “De aquí soy, en ese lugar es en donde Dios me va a sanar”». Luego de perderlo todo, Lorenza finalmente halló el lugar indicado. Y es que, como el obispo Macedo orienta, son necesarias las oraciones de liberación para traer la sanidad espiritual.
«En la Universal me enseñaron a usar la fe en Dios para ser sanada. Perseveré acudiendo a los encuentros y haciendo los propósitos conforme me orientaban. Incluso, pasó un tiempo y el tumor que tenía se me salió. Yo continué esforzándome y haciendo votos con Dios para ser libre de todas las enfermedades, no me di por vencida ni rompía mi compromiso de acudir todos los días para alcanzar mi liberación, hasta que Él me restauró: ya no veía a la muerte, no sentía presencias ni me sentía mal.
Ya estaba sanada y liberada, pero escuché sobre el Espíritu Santo; decían que era tener la presencia de Dios en nuestro interior y que era indispensable para que el mal no entrara a mi vida de nuevo. Lo busqué hasta recibirlo y a partir de entonces todas las dudas desaparecieron. Me convertí en una nueva persona, la relación con mi familia mejoró, ahora los comprendo y escucho; como familia somos más unidos. No sé cómo explicar lo que el Espíritu Santo hizo por mí, Él me da fortaleza, paz, alegría y la certeza de que, aunque haya dificultades, Su presencia está conmigo. Ahora sé que todo puede resolverse cuando uno entrega su vida en las manos de Dios. Tal vez piensas que todo está perdido, pero Él tiene la última palabra y puede ayudarte», finalizó Lorenza.
Viernes de Liberación Espiritual
Es por eso que todos los viernes se lleva a cabo un encuentro cuyo propósito es ayudar a las personas que están siendo perjudicadas en uno o varios aspectos de su vida por una maldición y no consiguen tener tranquilidad.
No dejes pasar más tiempo y participa en la reunión de liberación espiritual. Te esperamos, especialmente a las 7 p. m., en el Templo de los Milagros, ubicado en Avenida Revolución núm. 253, col. Tacubaya, en la Ciudad de México. Pero si te encuentras al interior de la República puedes consultar en este enlace la dirección de la Universal más cercana a tu hogar.
¡Participa en este encuentro!
(*) La asistencia espiritual no sustituye los cuidados médicos. Será el tipo de trastorno, su origen y el modo de ser de la persona los que configurarán la manera de orientar, en cada caso.
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