«Perdí mi empleo y lo que parecía el fin, se volvió una bendición»

«Mis problemas iniciaron luego de que perdí mi empleo. Tenía una solvencia económica buena, no le faltaba nada a mi familia, pero tras este infortunio vinieron una serie de complicaciones que volvieron la calma un verdadero caos.

Esta situación fracturó la relación familiar. Al no tener dinero ni comida para alimentar a nuestros hijos, la tensión entre mi esposa y yo creció a tal punto que comenzaron las discusiones entre nosotros. Hasta mis hijos se molestaban conmigo. Y yo como jefe de familia me sentía frustrado, pues no les brindaba lo necesario para vivir bien. Me sentía humillado porque mi esposa daba la cara en las tienditas de la cuadra pidiendo fiado.

Muchas noches perdí el sueño pensando cómo resolvería la situación, pero no hallaba salida a mis problemas. Hasta que un día vi el programa de la Universal, pasaron la historia de una persona que tuvo problemas más fuertes que los míos; sin embargo, con el uso de la fe, los superó. Al ver su transformación yo también quise participar y acudí a las reuniones.

Al llegar me sentí en completa calma, fue como si me hubiesen quitado un peso de encima. Le hablé a Dios de mis problemas y sentí que me escuchó. Ese día no salí con la vida resuelta, pero sí con la seguridad de que todo cambiaría. Poco a poco, practiqué los consejos que me daban y eso fue generando los cambios.

De entrada, no busqué empleo porque puse mi propio negocio, en mí estaba la confianza de que me iría bien y así fue. Ahora estoy muy estable económicamente, he pagado mis deudas, le doy lo necesario a mi familia, no nos quedamos sin comer, podemos darnos lujos que antes no. Hoy puedo dar testimonio de la grandeza de Dios, porque mi vida lo refleja.» -Francisco Manjarrez