Padre se convierte en guardia de seguridad del hospital que salvó a su hija

El agradecimiento de este padre al hospital no se limitó solo a las palabras

En junio del año pasado nacieron las hijas gemelas de la pareja estadounidense, Kevin y Jennifer Gibson, Jemma y Juniper. Incluso antes de que llegaran al mundo, los padres ya sabían que Juniper tenía una enfermedad cardíaca grave, llamada estenosis aórtica.

Tal problema provocó que la pequeña se encontrara entre la vida y la muerte y necesitara ser ingresada a la Unidad de Cuidados Intensivos.

Después de pasar alrededor de un mes en la unidad de cuidados intensivos neonatales de un hospital, Junie, como la llaman cariñosamente sus padres, fue trasladada al Riley Children’s Health, de la ciudad de Indianápolis. Allí permaneció otros 28 días.

Cuando tenía dos meses, los médicos de la unidad optaron por la cirugía cardíaca, que fue un éxito. Hoy, Junie tiene nueve meses y es una bebé normal. «Solo lleva un mes de retraso comparando con el desarrollo de su hermana. Solo tenemos que agradecer a todo el equipo del hospital. Desde los médicos hasta los guardias de seguridad que nos acompañaron en las interminables noches en las que lloramos y no teníamos más esperanzas», dijo Kevin Gibson al programa de televisión estadounidense Today.

El agradecimiento de este padre no se limitó solo a las palabras. Solicitó un trabajo en el hospital. «Era mi forma de decir, “Gracias por salvar a mi hija”. Además, como oficial de seguridad del hospital, tengo la oportunidad de proteger a las familias y ofrecer un hombro amigo cuando las personas luchan valientemente junto con sus familiares enfermos. Los entiendo, porque yo ya he estado en la misma situación”, detalló.

Gibson agregó que él y su esposa sienten que tienen una deuda de gratitud con el hospital. «Si fuera millonario les daría mucho dinero, pero ayudar a la gente es la forma que tengo para agradecerles».

Ejerciendo la gratitud

Los padres de Junie solo podrían haber agradecido al hospital y la historia habría terminado allí. Pero hicieron más, porque además de trabajar en el sitio, Gibson se esfuerza por ayudar a quienes sufren como él un día sufrió.

Esta es una característica de las personas agradecidas, tienen placer en retribuir lo bueno que recibieron. Por lo general, cuando tenemos este espíritu de gratitud, queremos que todos sepan quién o qué nos ayudó.

Pero ese no suele ser el caso. Vivimos en una época en la que el individualismo gana espacio cada día y la gente suele querer sacar ventajas para sí misma.

Y comienza en casa, con parejas, padres e hijos. Porque si el marido es ingrato con la esposa, el hijo es ingrato con el padre, o viceversa, ¿qué decir del comportamiento de ellos con el resto?

Por tanto, cuando ocurre una historia así, suele destacar en las noticias, ya que ser agradecido no es común.

El dolor de la ingratitud

Al mismo tiempo que la gratitud ennoblece, la ingratitud empequeñece a las personas… Y no hay cursos, diplomas ni dinero para cambiar eso.

Es posible que ya hayas pasado por la situación de ayudar a alguien sin esperar nada a cambio. Pero luego, en la primera oportunidad, o un error de tu parte, te han retribuido de manera negativa a través de chismes, mentiras, etc.

¿Quién nunca ha estado allí y se ha sentido «apuñalado por la espalda», verdad? Ya sea en el trabajo, con gente que tanto quisiste ayudar; en la familia, con ese pariente hiciste más de lo que pudiste para ayudarlo; en el amor, con ese novio(a), y así sucesivamente. No entiendes por qué la persona actuó de esa manera y un sentimiento de tristeza intenta ganar espacio en tu corazón.

¿Que hacer?

Estas situaciones, en las que tenemos que lidiar con la ingratitud, no pueden destruir nuestra capacidad de amar y ayudar a las personas.

Por lo tanto, si estás sufriendo porque alguien a quien ayudaste está tratando de hacerte un mal o perjudicarte, sé sabio. No guardes rencor, perdona y no dejes de ayudar a quien lo necesita.

Porque, mientras la confianza y la gratitud son remedios para la ansiedad, la ingratitud y el egoísmo estimulan la soledad y la depresión.

Si bien muchos no reconocen las pequeñas cosas que inspiran gratitud o ven razones para ser felices, puedes actuar de manera diferente. Comienza a ejercitar el agradecimiento en tu día a día.