¡Nuestro Abogado junto al Padre Celestial!
«Oh Señor, escucha mi oración, y llegue a ti mi clamor. No escondas de mí tu rostro en el día de mi angustia; inclina hacia mí tu oído; el día en que te invoco, respóndeme pronto.» (Salmos 102:1-2).
Sabemos que nuestras oraciones llegan al trono de Dios a través del precioso Nombre de Jesús, y pronto somos atendidos. Por eso, nos alegramos muchísimo de tener un Abogado junto al Padre Celestial, que socorre rápidamente a los que confían en Su Palabra.
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