No confiar en su propio brazo
«Reconócele en todos tus caminos, y Él enderezará tus sendas. No seas sabio a tus propios ojos, teme al Señor y apártate del mal.» (Proverbios 3:6-7).
Aquel que sirve a Dios ve Su dirección y protección sobre su vida. No confía en la fuerza de su brazo, de su sabiduría o capacidad, no usa los sentimientos para nada, pero vive la fe inteligente, la cual le da soporte para huir del mal.
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