Meditación del libro de Cantares: nuestra casa
«Las vigas de nuestra casa son de cedro, y de ciprés los artesonados» (Cantares 1:17).
Nuestra casa es el lugar en donde nos relacionamos de forma más intensa. Es en donde hacemos nuestras comidas con la familia, donde descansamos, donde nos sentimos más cómodos. Donde no tenemos ceremonia, donde esperamos que las demás personas que viven allí nos acepten sin discriminación, porque nos ven en la intimidad.
Así es nuestra relación con nuestro Dios. No hay ceremonia como dicta la religión, al contrario, es la relación más pura que existe. Pues Él nos conoce más que cualquier otra persona y, aun así, nos ama y se queda con nosotros… una relación que solo uno es capaz de traicionar, en este caso, nosotros.
También puedes leer: La alegría de David
Pero Él toma ese riesgo todos los días, por amor. Lo peor es que con cada día que pasa, más traición Él sufre, y ni aun así deja de relacionarse con nosotros.
Este Hogar, esta Casa, en la que vivimos con el Señor Jesús, tiene puertas con vigas que aguantan todo tipo de tempestades, empujones e intentos de robo. Pero las llaves se quedan con nosotros.
Solo salimos de este Hogar si queremos… solo somos infieles cuando queremos, porque en Él no hay razón para hacer eso.
Él tiene balcones, no es un hogar cerrado o sin aire puro, como muchos por ahí describen la santidad. La santidad nos hace puros, tan puros que el balcón es suficiente, no necesitamos salir de la Casa para disfrutar de la vida.
Medita en: La obediencia a Dios garantiza felicidad
comentarios