Los riesgos de la sobrevaloración

¿Realmente has valorado las cosas que importan?

¿Que las mujeres son dinámicas? Eso ya se sabe. La mujer tiene el don de hacer varias cosas al mismo tiempo y esa es una de sus cualidades. Pero no solo se vive de cualidades, ¿cierto? Pero ¿te has dado cuenta de que muchas mujeres han sobrevalorado negativamente muchas cosas, desde personas hasta problemas, por encima de todo? Créelo, eso es un defecto. Piensa: ¿cuántas son las mujeres que se anulan o incluso dejan de hacer algo que realmente es importante por perder su propio tiempo valorando lo que no hace ninguna diferencia en su vida?

Entonces, ¿qué se puede hacer? Dejar de valorar de más lo que no marca la diferencia en tu vida. Hay personas que se estresan por un «encerrón» en el tráfico al punto de dejar que eso estropee su día. Otros se enojan, sin dormir, con el amigo que no le llamó en su cumpleaños, o enfadados con el vecino que retuvo el elevador durante algunos minutos. Hay cosas que son molestas, sí; pero no van a hacerle daño a nuestra vida.

¿Cómo enfrentar las dificultades?

Las situaciones de arriba son cosas que suceden en la cotidianidad de cualquiera y, claro, pueden causar enojo, pero el problema no es pasar por ellos. La diferencia está en nuestra actitud delante de cosas tan pequeñas que se transformaron en problemas inmensos, capaces de enfermarnos física y espiritualmente.

Vamos a un ejemplo que las mujeres valoran al extremo: tu marido dejó la toalla mojada encima de la cama y aquel acto fue tan valorado por ti que se volvió una tercera guerra mundial, acabando con tu día. No es que él esté en lo correcto al dejarla en aquel lugar, pero sobrevaloraste un problema sin la menor necesidad y la perjudicada principal fuiste tú misma. Entonces, ese tiempo que pudiste haber tenido para meditar en la Palabra de Dios o incluso disfrutar de la compañía de tu marido, de tus hijos y de tu familia, de manera general, se pierde por algo bobo.

Pero, a final de cuentas, ¿qué tipo de actitud necesitamos tener para enfrentar esos contratiempos de la vida? Querida lectora, solo existe una situación a sobrevalorar: tu comunión con Dios. Nada después de eso merece atención extraordinaria. El secreto para manejar las dificultades, sin hacer que ellas se vuelvan el centro de tu vida, está en lo que el Señor Jesús nos enseñó en el libro de Colosenses 3:2: «Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra». Enfoca tus fuerzas y valora lo que proviene del Creador, pues todo es pasajero. Busca en Dios el equilibrio para soportar las adversidades y verás que lo que antes te quitaba tu paz, después ya no tendrá tanta importancia.