Los dolores de cabeza podrían indicar la presencia de una enfermedad
Se le conoce como cefalea a cualquier dolor o molestia en la cabeza. Esta, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), tiene una prevalencia mundial del 50 % en adultos; sin embargo, este es un problema que puede afectar a cualquier persona, sin importar el lugar donde habite, el color de piel, nivel económico y edad.
Asimismo, las cefaleas se pueden dividir en dos grupos: primarias o secundarias. Las primarias son aquellas que no son derivadas de algún otro trastorno; mientras que las secundarias podrían indicar la presencia de alguna enfermedad y solo se curan a la par de esta, como hipertensión arterial, hipoglucemia, alteraciones en la tiroides, artrosis, por mencionar algunos ejemplos.
Por esta razón, especialistas en la salud mencionan que es importante acudir al médico cuando se perciban los siguientes puntos:
- Presencia de dolor de cabeza, dos o más veces por semana, constantemente
- Con regularidad, ingieres analgésicos para aliviar las molestias
- Cuando necesitas una dosis mayor de analgésicos de la recomendada para aliviarte
- Si el dolor de cabeza no para, sino empeora
- Pierdes la capacidad de realizar tus actividades
- Dolores repentinos e intensos
- Surge a raíz de un golpe en la cabeza
- Al haber fiebre, rigidez en el cuello, desorientación, convulsiones, visión doble, debilidad, entumecimiento o dificultad para hablar
«Los dolores de cabeza tan intensos me impedían llevar una vida normal»
«Hay quienes creen que al tener migraña se puede llevar una vida normal, que es un dolor de cabeza como cualquier otro, pero no es así. O por lo menos para mí no lo era, puesto que el mínimo destello de luz o cualquier ruido me incomodaba, además de que las molestias eran insoportables. Estas, en ocasiones, intenté aliviarlas golpeándome contra la cabecera de la cama y llegué a perder la vista.
La desesperación era inminente, pues parecía que ningún medicamento era capaz de sanarme. Quería con todas mis fuerzas que esta enfermedad cesara, ¡pero no encontraba la manera! Fue cuando supe del Templo de los Milagros. Me atreví a ir y, con toda mi fe, le pedí a Dios que me librara de eso.
En las prédicas, decían que el Señor Jesús se llevó nuestras enfermedades al ser crucificado y que no quería verme así. Pensé y determiné: “Si eso es verdad, no quiero tener más migraña”. La cura no fue inmediata, sino que, conforme fui a las reuniones, los dolores de cabeza se me quitaron.
Después de un tiempo, comprobé que había sanado de la migraña. Lo que tanto deseé, Dios me lo concedió.» -Rocío Simerman
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