Los años son escalones
Los años son escalones; la vida, la escalera.
Larga o corta, solo Dios puede medirla.
Y la Puerta, la gran Puerta deseada,
solo Dios puede cerrarla,
puede abrirla.
Son varios los escalones: algunos sombríos,
otros al sol, en la plena luz de las estrellas,
con alas de ángeles, harpas celestiales;
algunos, quillas y mástiles
en manos de los vendavales.
Pero todo son escalones; todo es huir
de la condición humana.
Escalón tras escalón,
todo es lenta ascensión.
Señor, ¿cómo es posible la incredulidad,
imaginar, siquiera, que al final de la calle
se encuentre tras esta ansiedad inmensa
una puerta cerrada
—y nada más—?
Maria Fernanda Castro
Quiero subir mis escalones con peso ligero en el alma, pureza en el corazón y amor por todo el camino a recorrer.
Porque no es suficiente subir, es necesario tener certeza de qué encontrar cuando se abre la puerta al final de la escalera.
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