Limpio y puro

«El de manos limpias y corazón puro; el que no ha alzado su alma a la falsedad, ni jurado con engaño. Ese recibirá bendición del Señor, y justicia del Dios de su salvación» (Salmos 24:4-5).
Quien huye del pecado y busca la pureza delante de Dios, agrada profundamente al Señor. Solo los de manos limpias y corazón puro podrán entrar en Su presencia, renunciando a las vanidades por amor y obediencia.
Por Ester Bezerra













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