Libérate de las opiniones ajenas

El ser humano fue creado como individuo. Como Dios es Único, creó al ser humano a su imagen y semejanza, por lo tanto, como individuo, como ser individual. El ser humano no fue creado para ser como el piojo, que necesita la cabeza de los demás para andar.

Una gran fuente de ansiedad, miedo, irritación, depresión y varios otros problemas del alma que llevan a tocar fondo es preocuparse por lo que dicen los demás. Es esta forma de vida la que hace que te preocupes mucho por lo que los demás piensen de ti.

Piensa por ti mismo y no te preocupes por lo que dirán los demás. Después de todo, desde el nacimiento hasta la eternidad, Dios nos trata como individuos. El Libro de la Vida registra el nombre de las personas y no la familia o grupo al que pertenecemos. Nada de esto contará para nuestra Salvación. Lo que contará es nuestra vida. Tú respondes por ti, cada uno por sí mismo. Eso es justo. Imagina si tuvieras que responder por otras personas. No sería justo.

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Dios trata a cada uno individualmente, según sus méritos y según sus obras. Por lo tanto, no debes preocuparte por lo que la gente diga de ti o por lo que otros piensen de ti. No tienes que seguir adivinando o especulando sobre las cosas. Todo lo que haces por preocupación por lo que otros piensan te roba energía. Solo debes preocuparte por responderle a Dios.

La Palabra de Dios dice que hay quienes quieren tener a Dios, pero quieren probar el mundo. Es ese tipo de persona que camina y convive con los escarnecedores. Puede ser en un grupo de Whatsapp, un círculo de amigos o cualquier ambiente donde la gente esté haciendo chismes, hablando mal, etc. No debemos andar con personas así.

Preocúpate solo por lo que Dios dice o piensa. Si solo te preocupas por eso, no te sentirás ansioso. No seas rehén de lo que la gente dice y piensa de ti y «será como árbol firmemente plantado junto a corrientes de agua, que da su fruto a su tiempo, y su hoja no se marchita; en todo lo que hace, prospera» (Salmo 1:3).

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