Las tres personas de Dios

Hay algo importante que necesitas saber de esta Persona de la Santísima Trinidad

En este periodo del Ayuno de Daniel, has escuchado, constantemente, sobre la importancia de tener el Espíritu Santo. No obstante, ¿has pensado quién es Él?

Para relacionarte con una persona, primero, necesitas conocerla, ¿no es verdad? Del mismo modo, es nuestra relación con el Espíritu de Dios.

Como el obispo Edir Macedo explica en el libro El ministerio del Espíritu Santo:

«Usted ya debe haber escuchado la palabra «Trinidad». Aunque no esté descrita en el contenido de la Biblia, está presente en todo el Texto Sagrado. Su concepto es revelado en varios pasajes, tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento.  La «Santísima Trinidad» significa que Dios es único, pero, al mismo tiempo, es un Ser presentado al hombre en tres Personas: Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo. Esa idea puede parecer de difícil comprensión debido a nuestra limitación humana para comprender ciertas realidades espirituales, pero solo necesitamos fe para creer en lo que es revelado en las Escrituras».

Es decir, antes de la creación del mundo, las tres Personas de Dios ya existían. Es interesante notar, por ejemplo que en el primer capítulo de Génesis, encontramos un verbo en plural (indicando más de una Persona): «Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza» (Génesis 1:26).

La obra de salvación del alma

Así, Dios se manifestó para la humanidad en Sus tres Personas. En el Antiguo Testamento, el Dios Padre condujo al pueblo de Israel en Sus Mandamientos. Después, el Dios Hijo (Jesucristo) vino al mundo para sacrificarse en la cruz y rescatar a la humanidad de la condenación eterna. Y, posteriormente (hasta hoy en día), el Espíritu Santo vino para habitar en los que le pertenecen a Él.

«Podemos afirmar, entonces, que la salvación del alma es una obra de la Trinidad, es decir, es una cooperación y relación perfecta entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Mientras el Dios Padre ofrendó a Su Unigénito para ser sacrificado, el Dios Hijo –el Señor Jesús– Se hizo hombre y cumplió la obra de redención al morir en la cruz por nuestros pecados. Por su parte, el Espíritu Santo, Aquel que vino después de la ascensión del Señor Jesús a los Cielos, Se encarga de aplicar todos los méritos y la justicia del Hijo en nosotros», complementa el obispo Macedo.

Ayuno de Daniel

Entonces, aprovecha el Ayuno de Daniel para alimentarte de contenidos que te acercarán a Dios.

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