Las peleas del día a día

¿Conoce esas situaciones que ocurren y después le cuestan salir de su cabeza?

Hace días, vi a dos mujeres bien vestidas con ropa de marca de la cabeza a los pies, con coches del año, en una tremenda discusión a causa de un lugar para estacionarse.

Es la conocida situación: una esperaba el lugar y, de repente, vino la otra y rápidamente se estacionó —¡y la confusión estaba armada! Fueron algunos minutos de muchos insultos, groserías y gritos cara a cara.

La intolerancia y la falta de respeto han crecido tanto que incluso llega a ocasionar muertes. Los casos y números están ahí para que todos vean, las personas están como bombas de tiempo, a punto de explotar. Cualquier cosa es motivo de pelea.

Imagino que usted también ya tuvo el disgusto de ver o a lo mejor pasar por eso, principalmente si trabaja con el público. Ejemplos no faltan —es la persona que llega y no quiere esperar a que la otra sea atendida, interrumpe sin la menor modestia; los que son súper especiales: ¿sabes quién soy yo? Y qué decir de los que se meten a las filas, que están presentes en todos los lugares…

Los profesores han vivido en carne propia esos días difíciles. Ya no pueden ni pedir disciplina de sus alumnos porque, por lo menos, recibirán groserías de parte de ellos y de los padres. Y sorprendentemente, han sufrido crueldad incluso los que hacen un trabajo totalmente voluntario, ¿esto es posible?

Si usted está en el tránsito, en el autobús, en el trabajo, en la iglesia, en una fila, no olvide que quien está delante de usted o a su lado es un ser humano igual a usted, que también tiene un horario, compromisos, retrasos, problemas, cansancio, luchas… En fin: ¿acaso su motivo es mayor que el de todos y, para alcanzarlo, justifica cualquier cosa?

Esa regla de llevar la ventaja en todo, ponerse adelante e incluso sentir placer por ser tan astuto y engañar a los demás, es extremadamente fea. La vida no es una carrera de Fórmula 1, que usted tiene que salir y ponerse adelante todo el tiempo, y para eso todo vale.

Reexamine cómo trata a las personas. Si usted tiene malos hábitos, tome la decisión de cambiar hoy. ¿Y qué tal probar ese deseo con una actitud? ¿Vamos a un desafío? Con una buena actitud, cambie para mejor el día de alguien; ya sea para un conocido o desconocido, busque la bondad que está dentro de usted.

¿En su opinión, cuál es la peor falta de educación?

¿Usted qué ha visto que le deja indignada?

Por Núbia Siqueira