Las palabras tienen poder
El pasado domingo 11 de agosto, durante el Santo Culto, el obispo Franklin explicó que las palabras que escuchamos tienen el poder de perjudicarnos o levantarnos. Un ejemplo está en la alimentación; cuando una persona solo consume comida chatarra, que no contiene ningún nutriente para el cuerpo, terminará con sobrepeso y enferma. Pero si se alimenta con cosas nutritivas, tendrá salud y vigor. Lo mismo sucede en lo espiritual, pues el diablo también trabaja con palabras para destruir a las personas.
Para ilustrar este problema están las veces en las que, a través de las noticias, la gente escucha de una recesión económica y, al extenderse esa información, los mercados se vienen para abajo. O que, al leer sobre una figura pública en algún periódico, la gente va a juzgarla por la información que leyó. Todo por una palabra.
En el libro de Mateo, capítulo 4, está escrito lo siguiente:
«Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto para ser tentado por el diablo. Después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, entonces tuvo hambre. Y acercándose el tentador, le dijo: Si eres Hijo de Dios, ordena que estas piedras se conviertan en pan.»
Viendo que Jesús estaba físicamente debilitado, el diablo se acercó a decirle algunas palabras. De acuerdo con el obispo, «el diablo también quiere hablar con usted, es él quien le sopla malos pensamientos: “Seguro tu marido está con otra”, “Hoy llegó tarde y contestó el teléfono lejos de ti». Tal vez usted no vio nada, pero satanás le sopló ese pensamiento y le generó dudas acerca de su matrimonio. El mal va trabajando así; y cuando él no habla, manda a un «secretario» para que lo haga. Por ejemplo, los propios familiares o amigos».
«Pero Jesús le respondió: Escrito está: No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.» (Mateo 4:4).
El Señor Jesús confrontó la situación porque estaba fuerte espiritualmente, Él se había alimentado de la Palabra de Dios. Asimismo, habrá situaciones que usted tendrá que enfrentar diariamente, pero ¿cómo podrá vencerlos? Su reacción ante ellos dependerá de lo que esté en su interior, es decir, de la palabra de la que se ha alimentado. Si en su interior no está la Palabra de Dios, reaccionará erróneamente, de forma emotiva e impulsiva. Hay quienes terminan con la familia destruida por haber tomado malas decisiones o por haber lastimado a sus seres queridos con palabras.
En el versículo anterior vemos que el diablo cuestionó a Jesús sobre su poder para transformar la piedra en pan: «¿Acaso no eres el Hijo de Dios?». Es claro que Jesús podía transformar esa piedra, no obstante, le respondió: «No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios».
Él enseñó que el mal se combate con toda la Palabra de Dios. A pesar de eso, «hay personas a las que solo les gusta leer los Salmos, pero debemos alimentarnos no solo de un versículo, sino de toda la Palabra. Él nos enseñó a orar por el pan nuestro de cada día, y todos los días nos tenemos que alimentar de ella», comentó. Observe que muchos pueden pasar horas mirando las redes sociales, o estando en el celular, y son capaces hasta de matar o morir por este. También hay personas que podrían pasar horas viendo películas o series, pero cuando se trata de la Biblia empiezan a dormirse, les duele la cabeza, etc.
El obispo también enseñó que no es pecado ver las redes sociales ni la t. v., el problema comienza cuando la persona solo consume eso y se forma ideas según lo que ve y escucha, sin considerar que eso forjará su personalidad. Y en el momento de la adversidad no tendrá fuerzas y se sentirá desesperado.
En el segundo intento por derrotar a Jesús, satanás usó la propia Palabra de Dios:
«Entonces el diablo lo llevó a la ciudad santa, y lo puso sobre el pináculo del templo, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, lánzate abajo, pues escrito está: A Sus Ángeles te encomendará”, y: “En las manos te llevarán, no sea que Tu pie tropiece en piedra.» (Mateo 4:5-6).
Muchos han hecho un mal uso del Texto Sagrado, por ejemplo, el diablo hasta utilizó un versículo del Salmo 91 para intentar engañar. Sin embargo, Jesús también respondió con la Palabra: «No tentarás al Señor tu Dios.», y al igual que Él, si usted se alimenta de ella, no será engañado por falsas enseñanzas. Inclusive, el Señor Jesús enfrentó de todo, hasta la muerte, y no tuvo miedo, pues confiaba en que resucitaría como estaba escrito.
Por último, satanás trató de engañar a Jesús ofreciéndole las riquezas del mundo:
«Otra vez el diablo lo llevó a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, y le dijo: Todo esto te daré, si te postras y me adoras.» (Mateo 4:8-9).
Es por eso que debe tener cuidado, pues el mal podría darle un trabajo que ya no le permitiría ir a la iglesia, haciéndole pensar que «es para dar un buen testimonio económico». Sin embargo, Dios no quiere su dinero, y jamás le daría algo que podría alejarle de Su presencia.
«Si usted quiere vencer en su economía, en lo profesional, en el amor o en cualquier área de su vida, hay un lugar en el que encontrará las instrucciones: la Biblia. Llene su mente con lo que está escrito, pues su manera de pensar va a cambiar; ese es el secreto para estar fortalecido. Tal vez usted dice: “obispo, yo leo y no entiendo”, pero no necesita entenderlo todo, dedíquele más tiempo a la lectura de la Palabra. Solo así podrá reaccionar con fe delante de las adversidades.
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