Las chismosas de tiempo completo

Es común que la aspirante a informante empiece el chisme con la frase “amiga, ¿apoco no sabes?” Y, para “arruinar la diversión” de la chismosa de tiempo completo, la que quiere distanciarse de los problemas necesita decir “no sé, pero también no quiero saber”. Si desde el inicio la “noticia” parece emocionante, al final, lo que queda es la certeza de que aquel rumor no le ayudará en nada bueno: no le hará más rica ni más inteligente, sino, tal vez, más experta en cuidar la vida de los demás.

Ser una “corre ve y dile” no es tan bueno como muchas mujeres creen. Escuchar lo que otros insisten en decirle, crear audiencia para asuntos innecesarios, transmitir la información en tono novelístico o jugar a la adolescente chismosa al estilo de la serie norteamericana Gossip Girl no es nada agradable.

Pasa y transmite

“Algunos, con el argumento de prestar un servicio valioso, transmiten todo lo que oyen. Son historias narradas conforme a la conveniencia y, a veces, maliciosamente alteradas”, dice la columnista Nubia Siqueira. Ella agrega diciendo que “hay una línea tenue que separa lo que es un chisme de lo que es una información”.

Para Nubia, a medida que la información coopera para algo, el chisme destruye reputaciones. “Las personas que hacen eso pueden incluso beneficiar por algún tiempo, pero, tarde o temprano, serán desacreditadas por la falta de seriedad”, finaliza.

El problema también es suyo

Los chismes suelen tener cierta función terapéutica. No obstante, la escritora Cristiane Cardoso alerta que no vale la pena vivir de “corre ve y dile”, aunque con eso una mujer se sienta superior a otra. Es necesario saber que quien no odia el chisme puede estar escondiendo un problema grave. “El chisme es abominable para Dios. Si usted es de Dios, ¿este no debería serlo para usted también?”, pregunta.

La Biblia describe en Proverbios 6, de los versículos 16 al 19, que a Dios no le agradan quienes difunden la discordia entre las personas.

“Seis cosas aborrece el Señor, y aun siete abomina su alma: Los ojos altivos, la lengua mentirosa, las manos derramadoras de sangre inocente, el corazón que maquina pensamientos inicuos, los pies presurosos para correr al mal, el testigo falso que habla mentiras, y el que siembra discordia entre hermanos.” Proverbios 6:16-19

Sobre Pedro y Pablo

Debemos darle atención no solo a lo que llega a nuestros oídos, sino también a lo que decimos, como explica Nanda Bezerra, autora del libro Más linda en 40 días. “¿Qué tipo de palabras han salido de su boca? ¿Acaso usted ha dicho palabras de vida?”, pregunta.

Independientemente de las intenciones, así como el tiempo, las palabras no regresan. Sin embargo, en cuanto a eso, Nanda comparte algo que hace: “Cada vez que lastimo con mis palabras, yo sé, en mi interior, que voy a tener que pagar el precio por ellas. Y el precio que decido pagar es regresar con la persona y pedirle perdón. Las palabras son fruto de lo que tenemos dentro de nosotros.” Y ella tiene razón. La frase de la canadiense Lise Bourbeau dice: “lo que Pedro piensa de Pablo habla más sobre Pedro que de Pablo”, y responde lo que acabamos de leer aquí. Piense en eso.

Si el blanco fuera usted…

Para la escritora y conferencista Cristiane Cardoso, la persona que es blanco de los chismes tiene, básicamente, dos reacciones. Entristecerse es una de ellas. “La consecuencia puede ser aislarse de todos”, explica. Ella también menciona que quien se cree víctima de la injusticia busca oídos para que le oigan, lo que la lleva a hacer lo mismo que hicieron con ella. La otra reacción es actuar de forma sorprendente. “El Señor Jesús dice que somos bienaventuradas cuando somos criticadas, cuando dicen mentiras sobre nosotras. Es claro que usted no va a saltar de alegría cada vez que hablen mal de usted, pero puede asegurar aún más que usted es una bienaventurada y de que probablemente es muy envidiada por la chismosa”.