La tentación del adulterio

Los hombres también son asediados, incluso los comprometidos

Hoy en día, muchas mujeres dicen que es difícil encontrar a un hombre para tener una relación. Algunas argumentan que muchos no quieren nada serio y que otros son inmaduros o están comprometidos. Claro que hay muchas mujeres que conocen a hombres éticos, rectos, serios y solteros. No obstante, también están los comprometidos, pero aun así son asediados tanto en el mundo real como virtual.

Que levante la mano el hombre casado, comprometido o novio que nunca recibió una o más insinuaciones de parte de una mujer que sabe que él está comprometido o incluso que no lo sabía. Esto también puede ocurrir porque él mismo permite ese tipo de comportamiento.

Existen hombres que animan a otros a traicionar y cuestionan la masculinidad de los que no tienen esa actitud. Venden una falsa apariencia de virilidad y de que son deseados para enaltecer el propio ego. Mujer, usted que de vez en cuando lee la página al reverso y da un vistazo, no se ilusione: algunos hombres la ven como mero instrumento, alguien que sirve para agradar su vanidad y que no les gusta de verdad. Punto.

Sin embargo, el mismo hombre que le incentiva a “escaparse por detrás” con una compañera del trabajo, con una joven de algún evento que demostró interés por usted o incluso con otra mujer que también está comprometida, no estará a su lado cuando le pese la conciencia o si su relación oficial empieza a colapsar. Con certeza, usted enfrentará esa dificultad solo.

Otro peligro es que los medios de comunicación vuelven “glamoroso” al adulterio en las películas, novelas, libros, música, y demás —maquillándolo como romántico para la mujer y defendiendo que se trata de una “cosa de machos” para el hombre— e intenta transmitir la falsa promesa de que puede haber felicidad en las traiciones.

Eso no quiere decir que una persona no pueda ser admirada por su competencia, personalidad o cualidades. Sin embargo, esa admiración debe venir con respeto —eso vale para ambos sexos. Los deseos y las sensaciones deben está enfocadas solo en la persona con quien tenemos un compromiso.

Por lo tanto, no caiga en esa trampa maquiavélica y diabólica. Aunque usted crea que su mujer nunca sabrá nada, algo muy negativo se siembra en la relación —no espere buenos resultados o impunidad, pues las malas semillas no dan buenos frutos. Tampoco vale dar la excusa de que la “carne es débil”.

Un hombre de Dios tiene en el Espíritu Santo la fuerza para no ceder a una tentación. Pídale a Él que no suceda una situación así o que no la continúe. Quizá, la mujer que le asedió vio al Altísimo en usted y reconsidera su propia vida espiritual. Sus actitudes —y no solo sus palabras— demuestran a quién sirve de verdad.