La sonaja del diablo

Su objetivo es distraer a los incaustos para que pierdan el bien más precioso

Una sonaja generalmente sirve para distraer a un bebé, para que deje de llorar o solo llame su atención. Pero, espiritualmente hablando, el diablo también ha usado el mismo artefacto.

Tecnología, entretenimiento, conexiones que están presentes en la vida del ser humano en cada instante. Y todo empieza muy tempranamente: los niños ya son afectados física y emocionalmente por ese estilo de vida.

Y el mal uso de todas esas herramientas incluso puede hipnotizar a todos, haciendo que su Salvación corra un gran riesgo. Su objetivo es distraer al mayor número posible de personas, para que ni siquiera piensen en el destino de sus almas.

Pero, su blanco principal son los que dicen ser cristianos. Pues, si no vigilan, aunque estén físicamente dentro de una iglesia, sus almas estarán en el infierno.

Alerta

La Palabra de Dios orienta que los que desean cuidar ese bien tan precioso —la Salvación— deben ser disciplinados y no dejarse llevar por las distracciones, aparentemente inofensivas, pero que son del mal.

“Todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible” (1 Corintios 9:25).

“Si la práctica de un deporte exige disciplina física, la disciplina espiritual exige aún más la conquista de la vida eterna. Para apoderarse de ella, es necesario ser aprobado, por eso el apóstol dice que es necesario abstenerse de todo, pues no hay Salvación sin renuncia. Aquellos que no rechacen la ofrenda del pecado y no se nieguen a sí mismos para vivir en obediencia a Dios, jamás alcanzarán la gloria de la vida eterna”, explica el obispo Edir Macedo.

Al alimentar su mente y su fe con los pensamientos del Altísimo, usted protege su alma de caer en las trampas del mal. Participe en las reuniones que se llevan a cabo los miércoles y domingos en la Universal. Encuentre aquí la dirección más cercana a su domicilio.

En caso de que resida en la Ciudad de México, acuda al Templo de los Milagros, en Av. Revolución núm. 253, Col. Tacubaya.

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