La sabiduría de saber cuándo guardar y cuándo dejar ir

Hay cosas que no se enseñan, sino que se asimilan a través de la madurez, el discernimiento, la experiencia y la espiritualidad.
Lo explico con nuestro armario…
Hay momentos en los que necesitamos guardar, porque vendrá la escasez y aún lo vamos a usar. Entonces, soltamos, ajustamos, remendamos y reciclamos para que siga sirviendo. Esto, porque es necesario y la ocasión lo exige.
Pero hay otros momentos en los que lo importante es dar y dejar ir, sin ningún pesar. Sin pensamientos mezquinos de que algún día lo necesitaremos, y sin el sueño neurótico de que vamos a adelgazar y volver a usar la talla 36 de hace diez años.
Entonces, entender que ha llegado el momento del bazar o de la donación exige desapego y valentía para decir adiós.
Es algo personal, que requiere una percepción de la vida y de la realidad.
Y antes de terminar, este texto no trata solo de sacar ropa vieja del armario, sino sobre todo de sacar antigüedades de la vida y resignificar relaciones y acontecimientos.
Porque, para nuestra supervivencia en la fe y para nuestra salud mental, necesitamos entender los tiempos y ver la realidad de lo que estamos viviendo ahora.
Así que, ten fe para recibir o para perder, para guardar o para dejar ir.
«Tiempo de buscar, y tiempo de dar por perdido; tiempo de guardar, y tiempo de desechar» (Eclesiastés 3:6)













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