La novela Jesús: una semana más, llena de milagros
Momentos impresionantes se vivieron esta semana en la novela de Jesús, por eso no te puedes perder este resumen con lo más relevante, para que estes al día con tu novela favorita.
El endemoniado gadareno
Después de que Jesús y Sus discípulos cruzaron en medio del mar una gran tempestad (lee Lucas 8:23). Al llegar a tierra firme y lo primero que encontraron en aquel lugar fue un gadareno que se encontraba en mal estado físico, pues llegó hasta ellos con cadenas porque estaba poseído por entidades malignas.
Los pobladores al ver a los lejos que se estaba acercando se alertaron para volverlo a encadenar, pero Jesús liberó a aquel hombre de la opresión en la cual se encontraba, mandando a los demonios a un criadero de cerdos, pero estos, al recibirlos, enloquecieron y se arrojaron por un barranco.
Dejando aquel hombre libre de sus tormentos, los pobladores se acercaron enojados condenando el acto que había hecho Jesús pidiéndoles que se alejaran de sus tierras, pero aquel hombre dijo que anunciaría todo lo que Jesús había hecho con él.
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De Mí salió poder
Cuando vuelven a Capernaúm, Jairo y una mujer que tenía flujo de sangre estaban desesperados buscando a Jesús.
Apenas la mujer con flujo de sangre vio a Jesús, dijo: «con tan solo tocar el borde de Sus vestiduras quedaré sanada». Al caminar en medio de la multitud logró acercarse a Jesús y tocar sus vestiduras, así quedó sanada.
Jairo está desesperado
Desesperado por ver a su hija enferma, Jairo sale en busca de Jesús porque ella estaba a punto de morir. Pero al encontrarse con Jesús, cayó postrado a Sus pies, reconociendo que necesitaba Su ayuda. Pese a la incredulidad de sus discípulos, Jesús fue con él hasta donde se encontraba Talita, la hija de Jairo. Al ir avanzando, llegó la mamá de Talita y les anunció que ella había muerto.
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«Oyéndolo Jesús, le respondió: No temas; cree solamente, y será salva. Entrando en la casa, no dejó entrar a nadie consigo, sino a Pedro, a Jacobo, a Juan, y al padre y a la madre de la niña. Y lloraban todos y hacían lamentación por ella. Pero él dijo: No lloréis; no está muerta, sino que duerme. Y se burlaban de Él, sabiendo que estaba muerta. Mas Él, tomándola de la mano, clamó diciendo: Muchacha, levántate. Entonces su espíritu volvió, e inmediatamente se levantó; y Él mandó que se le diese de comer. Y sus padres estaban atónitos; pero Jesús les mandó que a nadie dijesen lo que había sucedido.» (Lucas 8:50-56).
Herodes y Salomé
Después de ser amenazada por su madre, Salomé accede a pedir la cabeza de Juan el Bautista, y pese a que los ahí presentes están atónitos ante esta petición, Herodes acepta.
«Y en seguida el rey, enviando a uno de la guardia, mandó que fuese traída la cabeza de Juan. El guarda fue, le decapitó en la cárcel, y trajo su cabeza en un plato y la dio a la muchacha, y la muchacha la dio a su madre.» (Marcos 6:27-28).
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