La humillación no debería ser parte de ti

Muchas personas quieren salir adelante, casarse, vivir tranquilas y sin preocupaciones. Ahora bien, lo que nadie quiere es que lo humillen y mucho menos por su condición económica, sentimental o laboral. Los héroes de la biblia no eran diferentes, tampoco querían pasar vergüenzas y por eso clamaban a Dios pidiéndole que les diera la victoria y extendiera Su mano hacia ellos, y Él respondía.

Pero, ¿por qué les contestaba? Simplemente, porque ellos no aceptaban creer en un Dios tan poderoso y vivir una vida de esclavos. Tal vez, ese ha sido tu problema: por llevar tantos años en la misma situación, ya te resignaste y crees que morirás siendo avergonzado y humillado.

¿Por qué seguir así si puedes vencer, levantarte y ser un triunfador de la mano de Dios? En el Ayuno de los Casos Imposible, hay quienes ya lo lograron. Ven y compruébalo por tu cuenta.

El problema que las humillaba ya es historia

 

Flor Olivera

“Tenía diversas fracturas en el cuerpo por un accidente automovilístico; sin embargo, pasando por el Valle de la Sal, en el Ayuno de los Casos Imposibles, Dios me hizo un milagro dejando mis huesos fracturados como nuevos. Hoy camino muy bien. Le pedí a mi familia que me trajera y no me arrepiento de haberlo hecho. ¡Para Dios no hay imposibles!”.

Aide Villasana

“A mi mamá le detectaron cáncer de laringe, un tumor maligno y le quitaron las cuerdas bucales. Por 10 años, estuvo así sin encontrar solución. Estaba muy decaída y desanimada. Escuchó hablar de los Casos Imposibles y no dudó en venir. Pasamos con fe por el Valle de la Sal y su ánimo cambió. Estaba muerta en vida, pero en Dios encontró su recuperación”.

“Por 32 años fui alcohólico. Estaba tan mal que me la pasaba en las cantinas, tomaba alcohol de uso médico y mi economía se afectó. Aunque busqué a los brujos nadie me ayudo. Solo usando mi fe en el Valle de la Sal, salí del alcoholismo. Hoy, estoy totalmente limpio y el alcohol no se me antoja para nada”.

Crispina López

“En la reunión de los Casos Imposibles, determiné la sanidad de mi mamá. La iban a operar de la vista, pero era una cirugía muy cara y no contaba con los recursos, así que decidí poner mi fe en Dios al pasar por el Valle de la Sal. Realmente sucedió un milagro, ya que los médicos me dijeron que no necesitaría la operación”.

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