La honra de los sabios permanece por toda la eternidad

Las Santas Escrituras dicen que «El principio de la sabiduría es el temor del Señor; buen entendimiento tienen todos los que practican sus mandamientos; su alabanza permanece para siempre.» (Salmos 111:10). Cuando una persona es sabia, de acuerdo con Dios, ella conserva en su interior el temor al Señor, huyendo del mal, del pecado y de aquellos que no le temen a Dios. Ellas se separan para no correr el riesgo de perder su comunión con el Altísimo. Ese es el principio de la sabiduría.

Sin embargo, aquellos que no son sabios, son honrados solamente mientras están vivos, pues posteriormente son olvidados. Toda su sabiduría, tecnología, riqueza y gloria de este mundo mueren cuando ellos también mueren.

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Al respecto, el obispo Edir Macedo refiere: «entonces, si usted busca sabiduría, tema a Dios. Y temer a Dios no es tenerle miedo o pavor, pues Él no asusta, muy por el contrario: Él nos quiere dar lo mejor y trata a sus hijos como verdaderos Hijos. Una vez temiendo a Dios, usted Lo respeta, Lo considera y Lo pone como el primero en su vida».

El obispo explica que por eso el primer gran mandamiento es «amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente, y con toda tu fuerza» (Marcos 12:30).

Dios tiene que ser el primero en todo, porque si Él no lo es, en realidad no forma parte de tu vida. Esa es la realidad.

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