La felicidad existe

La humanidad, en una búsqueda frenética, ha colocado toda su fuerza en la conquista de la felicidad. Algunas veces, los fuertes atropellan a los débiles para poseerla más rápido. Otros tantos, se dejan llevar por el viento de la suerte, pensando: “tal vez, un día, mi vida cambie” y van de esperanza en esperanza.

Los enfermos buscan la felicidad en la cura física; para ellos, la salud es lo más importante. De igual forma, hay quienes piensan que la felicidad está en la realización profesional o que el dinero es importantísimo para llegar a ella. Para los solitarios y frustrados en el amor, la felicidad está en encontrar su otra mitad; por eso se rinden a las aventuras amorosas como un juego de lotería.

Sin embargo, todos, sin excepción, se pierden en sus búsquedas al punto de cuestionar la existencia de la felicidad, como hacen los ateos respecto a la existencia de Dios.

Si existe la felicidad, entonces ¿dónde y cómo alcanzarla? Para alcanzarla es necesario tomar posesión de la vida. Los muertos no tienen derecho a la felicidad. Mientras la persona esté espiritualmente muerta en sus delitos y pecados, no podrá hacerlo.

El Señor Jesús dijo: “Yo soy la resurrección y la vida. Quien cree en Mí, aunque esté muerto, vivirá” (Juan 11:25). Creer en el sentido de entregarse de cuerpo, alma y espíritu. A partir de esa entrega incondicional, ella recibe vida. Y entonces, tendrá el derecho a la felicidad soñada.

“Se burlaban de mi condición”

“Soy abogada y, por un tiempo, llevé una vida económica desahogada. Sin embargo, de un momento a otro, perdí mi empleo y todo lo que había logrado; incluso, me vi en la necesidad de pedir que me dejaran pasar gratis al metro porque no tenía ni para comprar un boleto. Como era de esperarse, en lugar de ayudar, las personas más cercanas a mí se burlaban de mi condición.

Esto me enfermó: hernia hiatal, disco pegado a la columna y una herida en el pie que no sanaba. De hecho, tenía que transportarme con bastón. Esta situación me hizo pensar que ya no había salida, ¡parecía imposible cambiar! Esta idea dejó de agobiarme hasta que vi el programa del Centro de Ayuda Universal en la televisión. Desde que asistí, puedo decir que mi vida empezó a cambiar.

Más adelante, me explicaron acerca de la Hoguera Santa. Entré, hice mi voto con Dios creyendo que mi vida cambiaría y Él me respondió: ahora tengo buena relación con mi padre y mi familia, económicamente me va bien, viajo donde quiero y como lo que se me antoja. Sin contar que mi estado de salud es óptimo al igual que mi comunión con Dios. ¡Soy feliz!”, Guadalupe Cortés.

Participe este Sábado en el Ayuno de los Casos Imposibles en el Santuario de la Fe, en Av. Revolución 253 Colonia Tacubaya a las 8 am, 10 am, 3 pm o 7 pm.

Para la dirección de otros Centros de Ayuda Universal haga clic aquí.

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