La confianza y la porcelana
«Haz lo que mejor te parezca» (1 Samuel 1:23)
Esa fue la respuesta de Elcana para Ana, su mujer, cuando ella le dijo que destetaría a Samuel y lo entregaría a los cuidados de Elí para que siempre esté sirviendo a Dios en el santuario. Elcana asumió el voto de Ana y abrazó su decisión sin contrariarla.
Vea, no todo marido le puede decir a su mujer «haz lo que mejor te parezca».
Eso sería darle autonomía para que tome decisiones precipitadas, emotivas y equivocadas.
Tampoco son todos los hijos, cónyuges, socios, amigos o subordinados los que pueden disfrutar de mucha libertad.
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Por lo tanto, la confianza es algo que se a lo largo del tiempo con un carácter recto, un comportamiento limpio, con transparencia y con lealtad. Por eso, no quiera que las personas confíen en usted de la noche a la mañana, solo porque dijo media docena de palabras amables. Tampoco quiera que una confianza quebrada por deslealtad sea restaurada de un momento a otro.
Quien falló necesita tener las actitudes correctas para reconquistar la credibilidad que, un día, tuvo con alguien. El primer paso es el arrepentimiento, pues no hay manera de cambiar y actuar diferente en el futuro, si no reconocemos y nos arrepentimos de nuestros errores. Después, es necesario tener paciencia para respetar el tiempo que cada uno necesita para restablecer el vínculo y volver a confiar.
Pero, lo que realmente es mejor es no traicionar la confianza de nadie, porque, para muchos, es como una porcelana que se rompió. Se puede enmendar, pegar e intentar esconder en donde se rompió, pero las marcas siempre estarán allí.
¡No queramos saber cómo reacciona cada persona! ¡Seamos fieles!
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