La ansiedad era el enemigo de su vida 

Todo comenzó con los problemas que Mariana Uscanga enfrentó con el padre de sus hijos. A partir de eso, ella enfermó de depresión y ansiedad: «con los ataques de ansiedad, sentía que algo helado entraba en mi cuerpo, quería correr, gritar y me daba mucho miedo», dijo. 

Ella trató de encontrar apoyo en sus hijos, sin embargo, no era suficiente: «en esas crisis, ellos me abrazaban, creía que, si lo hacían, me sentiría segura. Pero la situación no mejoraba, sobre todo por los problemas económicos, por más que trabajábamos, el dinero no alcanzaba». 

Su tormento comenzó a tener fin en la Universal cuando llegó en Semana Santa: «oraron por mí y sentí paz. Luego de que fui sanada por la fe, busqué el Espíritu Santo. Solo Él me dio plenitud; desde ese entonces, mi vida es tranquila y mi economía, estable». 

«El asma me tiraba, no podía caminar» 

Por su parte, Rubí, hija de Mariana, también enfrentó sus luchas. Se juntaba con amistades que no la influenciaban para bien, tenía problemas con su mamá y padecía asma: «se me cerraba totalmente la garganta, no podía respirar. El médico me decía que me tenía que hacer unas nebulizaciones. Si caminaba, me cansaba mucho». 

«Aunque dije que nunca iría, acompañé a mi mamá a las reuniones y me invitaron a la Fuerza Joven Universal. Al inicio no era constante en mi fe, pero a partir del momento en que me afirmé y creí, fui sanada. Actualmente, mi mamá y mis hermanos nos llevamos bien. El Espíritu Santo cambió todo, tuve que tocar fondo para saber que es importante para mí. Recibirlo fue una paz y felicidad que no puedo explicar», finalizó. 

Domingo de Resurrección

Después de ser crucificado, el Señor Jesús resucitó, venciendo a la muerte. Este es el acontecimiento más importante de todos los tiempos. Y así como obtuvo la victoria a través de la resurrección, Él también puede resucitar en su vida aquello que ha estado muerto.

Por eso, lo invitamos a participar este domingo 17 de abril en la Universal más próxima, en donde además participaremos de la Santa Cena del Señor.

¡No pierda esta oportunidad de entregar su vida a Jesús y ser transformado!