Inclinar el corazón
«Mi corazón incliné a cumplir Tus Estatutos de continuo, hasta el fin» (Salmos 119:112).
Para inclinar el corazón a cumplir los Decretos de Dios, es necesario pensar en Su Palabra. Meditando de esa manera, puede escucharse la Voz de Dios y entender lo que Él quiere enseñar. No deje que nada ni nadie le arranque esas preciosidades, guárdelas para siempre.
Por Ester Bezerra
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