Hijos asmáticos, padres fumadores
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el asma es una enfermedad crónica que ataca, por lo regular, a los niños. Ésta se caracteriza por constantes crisis ocasionadas por la falta de aire y sonidos silbantes en el pecho, los cuales suelen ser por la inflamación y obstrucción de las vías respiratorias.
La Sociedad Respiratoria Europea (ERS) revela que el asma no generada por alergias se le atribuye a niños con padres fumadores. “Podría ser por herencia genética, ya que la exposición al humo modifica el ADN del fumador y eso se lo transmiten a sus hijos”, afirma Adolfo Sequeiros, especialista en neumología.
Por otra parte, diversas investigaciones indican que es altamente perjudicial que una madre fume en el embarazo, pues también desarrolla dicha enfermedad o graves infecciones respiratorias. Por ello, los expertos recalcan la importancia de informar a la juventud sobre cómo este hábito puede afectar, más adelante, al tener a sus hijos.
En seguida, algunas alternativas que pueden beneficiar a ti y a los que te rodean:
- Piensa en aquello que te hace fumar y planea algo para reemplazar este hábito.
- Reconoce que por cada cigarro que fumas no solamente afectas tu salud, también la de tus hijos.
- Si tus hijos son mayores, habla con ellos sobre los riesgos de fumar y aclárales que no es algo elegante ni masculino, en el caso de los hombres.
- No permitas que se fume en casa.
- Hazles saber que esto ocasiona mal aliento, dedos amarillos, olor en la ropa, entre otros problemas de salud.
- Apoya las campañas para evitar el consumo en menores de edad.
Si has intentado dejar de fumar sin obtener resultado, acude al Tratamiento en contra de los Vicios, el especialista está dispuesto a atenderte y a enseñarte que la fe es una alternativa efectiva para lograrlo.
Supo qué eran los vicios a los 12 años
Thania Santana
“Aprendí a tomar a partir de los 12 años. Como veía que mi familia lo hacía, no lo vi como algo malo, simplemente agarraba la botella y bebía a escondidas.
En la secundaria, me juntaba con mis ‘amigos’ para tomar y fumar. Un compañero llevaba una botella de thinner y nos sentábamos hasta atrás del salón para drogarnos. Al gustarme esa vida de fiestas, casi no iba a la escuela, solo iba a casa con el uniforme para aparentar.
No regresaba a mi casa los fines de semana, cuando lo hacía era con la ropa de hace tres días, con mal olor y la culpa de haberme involucrado sentimentalmente con muchas personas por estar bajo el efecto del alcohol. ¡No era feliz!
Actualmente, no tengo ninguna adicción. Encontré ayuda en el Tratamiento en Contra de los Vicios. Decidí no seguir más esta situación y, desde el momento que entregué mi vida a Dios y permití que Él me guiara, fue que salí adelante. Hoy en día, tras un proceso que requirió esfuerzo de mi parte, puedo decir que sí se puede dejar los vicios”.
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