«Había una voz que me decía que no valía nada»

«Había una voz que me decía que no valía nada»

Por Departamento Web 2

«Empecé con depresión desde los 8 años por la falta de un padre, pues él nos abandonó cuando yo era muy pequeña. Desde ese entonces mi mamá se esforzó por sacarnos adelante. Esa situación me creó un vacío muy grande, tanto que a los 9 años quise lanzarme de un puente.

Así fue como terminé involucrándome en las drogas. Desde los 11 años consumí solventes, más adelante la marihuana y el cigarro. Además, me volví alcohólica, después conocí la piedra y una droga me llevaba a la otra: cocaína, tachas, LSD, chochos y cristal. Metía a mi organismo lo que se me pusiera en frente para llenar el vacío, sin darme cuenta de que iba directo a un pozo profundo. Cada vez necesitaba una dosis más fuerte.

La única forma en la que mi familia podía ayudarme era anexándome, estuve en 9 centros de e incluso me llegué a anexar yo sola, buscaba la manera de cambiar. Accedí a los psicólogos, psiquiatras y medicamentos, me esforzaba, pero nada me ayudó. El amor que me daba mi familia para mí no valía. Todos estos problemas se hicieron más grandes, sentí que no tenía valor.

En una ocasión quise ahorcarme, pues no podía salir de las drogas, mis familiares ya ni intentaban anexarme, mi madre me decía que prefería verme en el panteón que ver cómo me estaba destruyendo a mí misma. También había una voz que me decía: “mátate, no vales nada”.

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Llegué a la Universal y al entrar sentí esperanza. Decían que el Espíritu Santo me iba a dar paz, alegría e iba a llenar los vacíos. Al inicio lo veía imposible, sin embargo, decidí creer. Empecé a participar en el Ayuno de Daniel, le pedí a Dios que me ayudara: “Señor, tú tienes que quitarme estos deseos que tengo de drogarme, te quiero conocer”. Y Él iba contestando cada una de mis oraciones. Todos los días me levantaba a orar en las madrugadas, hacía ayunos, cero redes sociales, cero televisión y cero música, me limpié completamente.

Diariamente leía la Palabra de Dios y meditaba en ella. Un día preparé mi mejor ropa, me arreglé, me perfumé, participé en la oración y seguí la dirección del pastor. Todo lo que Él dijo, lo seguí. Cuando recibí el Espíritu Santo sentí como si todo el peso se desvaneciera. Me sentí ligera, feliz, en paz. Sentí cómo una inocencia entró en mí, una pureza, algo que nunca había imaginado ni sentido. El Espíritu de Dios transformó mi vida. Hoy ya no dependo de las sustancias y la relación con mi familia cambió, ahora puedo ver todo el amor que ellos me tenían y que antes no valoraba. Él sanó mi alma, soy feliz y completa.» -Jocelyn Correa

Ayuno de Daniel, ¡Participa!

Estamos cerca de iniciar un nuevo año, ¿y qué mejor manera de comenzar que siendo llenos del Espíritu Santo? Si quieres tener dentro de ti el Espíritu de la diferencia, puedes participar en el Ayuno de Daniel que se realiza del 11 al 31 de diciembre.

Consiste en alejarse de todo tipo de entretenimiento que nos aparta de Dios, y así, fortalecer la relación con Él. Durante el Ayuno te recomendamos seguir las redes sociales de la Universal, para acceder a contenidos que alimenten tu fe.

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