«Había muchas envidias, encontraba rituales y animales muertos»
«En la casa que compré ponían rituales y animales muertos. Las paredes tronaban mucho y se escuchaba que alguien andaba en el techo. Después, hubo apariciones de una niña que lloraba y nos hablaba; incluso las cosas se movían y se quebraban solas.
La persona que me vendió la casa era alguien que se metía mucho conmigo; ella me daba comida, pero a pesar de que nunca la consumí, un día mi garganta se cerró, al punto de no poder comer ni tomar agua durante 15 días», contó Azucena Valenzuela Luna.
Ella, como muchos, fue víctima de un ataque espiritual. Pero ¿qué lo motivó?
«Había envidias. Mi exmarido empezó a andar con muchas mujeres; ellas hasta me lo decían en la cara y se burlaban de mí. Por su parte, él se dedicaba a robar y desaparecía durante días o meses. Mis hijos también se alejaron de mí. Entré mucho en depresión y a raíz de eso intenté quitarme la vida en 3 ocasiones. Mi matrimonio se fue destruyendo hasta que terminé divorciándome», dijo. «Con varios días sin comer, sin fuerzas ni voz, hice un pacto con Dios en mi mente: “Si me das la vida, te voy a servir, porque quiero seguir viviendo”».
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Muchos desconocen el poder catastrófico de la envidia, por eso buscan formas de protegerse en contra de ella; sin embargo, el obispo Macedo explica que nada en este mundo puede vencerla, solo es posible cuando se cuenta con la protección que proviene de lo alto: «cuando recibes el Espíritu Santo, eres inmune al mal de ojo, a la brujería, a la envidia, porque Dios vive en tu interior».
Azucena comprendió esto cuando conoció la Universal y empezó a poner en práctica lo que aprendía los viernes en las reuniones de Liberación Espiritual: «luché mucho, pero gané. No solo iba a las reuniones, oraba y hacía de todo para ser libre del mal. Cuando todo lo malo empezó a salir de mi vida, ya empezaba a sonreír y sentirme bien; convivía más con mis hijos».
Luego ella entendió que, para recibir la protección divina, necesitaba limpiar su interior perdonando: «le tenía rencor a mi mamá, pero si quería recibir el Espíritu de Dios, era preciso hacerlo. Seguí perseverando hasta que lo conseguí. Desde entonces, pasé a ser alguien más alegre y fuerte, ya no me siento débil ante los problemas. Creo que es importante ser guiados por el Señor porque sin Su presencia uno nunca podrá luchar contra el diablo. Necesitamos Él que esté con nosotros para defendernos de cosas malas», finalizó.
Viernes de Liberación Espiritual
Es por eso que todos los viernes se lleva a cabo un encuentro cuyo propósito es ayudar a las personas que están siendo perjudicadas en uno o varios aspectos de su vida por una maldición y no consiguen tener tranquilidad.
No dejes pasar más tiempo y participa en la reunión de liberación espiritual. Te esperamos, especialmente a las 7 p. m., en el Templo de los Milagros, ubicado en Avenida Revolución núm. 253, col. Tacubaya, en la Ciudad de México. Pero si te encuentras al interior de la República puedes consultar en este enlace la dirección de la Universal más cercana a tu hogar.
¡Participa en este encuentro!
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