Guadalajara vivió la “Mega Caravana Jalisco”
El pasado 28 de mayo la FJU de Guadalajara se vistió de fiesta con la visita misionaria del obispo Celso Jr. y su esposa la sra. Nanda Bezerra, responsables de la FJU en todo el mundo. Al son de la banda FJU Tacubaya, se dio inicio a este gran evento en el que estuvieron presentes 1652 jóvenes provenientes de todo el estado de Jalisco, Guanajuato, Colima, Aguascalientes, Nayarit, San Luis Potosí, Zacatecas y Michoacán. El evento también contó con la presencia del Pr. André, responsable de la FJU en México.
Con mucha alegría, los jóvenes los recibieron y sacaron a relucir sus mejores pasos y actuaciones con las presentaciones de baile y teatro.
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Protección que Salva
«Alégrate, joven, en tu juventud, y tome placer tu corazón en los días de tu juventud. Sigue los impulsos de tu corazón y el gusto de tus ojos; pero debes saber que por todas estas cosas, Dios te traerá a juicio.» (Eclesiastés 11:9).
El obispo explicó que muchas veces el joven ve los cuidados de Dios como restricciones, como si estuvieran enjaulados, prisioneros, privados de su libertad. Mira a los otros jóvenes tomando, saliendo a fiestas, teniendo muchos novios o novias, viviendo la vida a su manera; anhelan salir y conocer el mundo para hacer esas mismas cosas.
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Todo esto va alimentando el deseo de «ser libres», por ello terminan saliendo de la iglesia y alejándose de Dios, porque ven a la iglesia como esa jaula, sin embargo, a pesar de que en un principio sienten un alivio momentáneo y se sienten satisfechos con la alegría momentánea que ofrece la vida desenfrenada, al final, no es suficiente, pues siguen sintiéndose vacíos, tristes, depresivos; pero ¿por qué? Porque lo que ellos veían como una jaula en realidad era un lugar que los protegía de todas esas cosas.
Cuando la persona entrega su vida para Dios, pasa a vivir bajo Su protección y, obedecer Su Palabra lo mantiene seguro de hacer cosas que terminarán haciéndolo sufrir.
Después de esas palabras, los jóvenes presentes decidieron entregarle su vida al Señor Jesús, pues reconocieron que no hay un mejor lugar para estar.
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