Godllywood Autoayuda: hay decisiones que cambian nuestra vida
El pasado sábado 28 de septiembre miles de mujeres de México y todo el mundo participaron en el encuentro del Godllywood Autoayuda más reciente. En esta ocasión aprendieron que toda elección tiene una consecuencia. Para resaltar enseñanzas valiosas, el mensaje se centró en la historia de dos mujeres en especial: Noemí y Rut.
El trasfondo ocurre cuando el pueblo de Israel se había desviado del Señor, como está registrado en la Biblia, en el libro de Rut, capítulo 1. No había rey y, aunque conocían la Palabra, las personas hacían lo que su corazón mandaba. Similar a los días actuales, cuando muchos conocen la Palabra, pero se alejan. Piensan que dejar de ir a la iglesia por unos días no traerá problemas. Pero toda elección tiene una consecuencia.
Elimelec, su esposa Noemí y sus hijos Mahlón y Quelión partieron hacia Moab para huir de la hambruna. Así como ellos, muchos toman la misma decisión, buscan apoyarse siempre en algo, excepto en Dios.
Elimelec y Noemí eran muy fieles, pero eligieron el peor lugar para vivir. Fueron a una tierra que tenía pan, pero era hostil al pueblo de Israel. Tan pronto llegaron, Elimelec murió y Noemí quedó viuda. En Israel había leyes de Dios para proteger a las viudas y a los huérfanos. Pero en Moab no. Allí, ella era una extranjera y, aunque todavía tenía a sus hijos para apoyarse, ellos tomaron por esposas a mujeres moabitas.
Así, cuando una persona sigue el camino de la desobediencia, un pecado lleva a otro. Ella y su marido no pensaron que sus hijos solteros necesitaban casarse, pero con aquellas extranjeras entraron en la familia dos mujeres idólatras.
Y pronto vino otra tragedia: sus dos hijos murieron. Noemí quedó desamparada. En ese momento, fue humilde y decidió volver a Belén. Sus dos nueras decidieron volver con ella. Pero, en un momento dado, una de ellas, Orfa, regresó a sus dioses y a su antigua vida. A diferencia de ella, Rut hizo una gran declaración de fe y acompañó a Noemí: «No insistas que te deje o que deje de seguirte; porque adonde tú vayas, iré yo, y donde tú mores, moraré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios. Donde tú mueras, allí moriré, y allí seré sepultada. Así haga el Señor conmigo, y aún peor, si algo, excepto la muerte, nos separa.» (Rut 1: 16-17).
Ser fiel a Noemí era ser fiel a Dios. Y Rut lo veía, era una mujer de principios, quería conocer a Dios. Ella entró en la historia del Hijo de Dios por su fidelidad.
Pero, a pesar de la declaración de Rut, Noemí seguía viendo el mundo a través de las lentes de la amargura. Y así como ella, hay personas que han perdido algo en la vida y no saben cómo lidiar con esa pérdida. Sienten que Dios responde las oraciones de otros, pero no las suyas. Hay muchos que llevan años reviviendo un dolor y no han entendido que la vida está hecha de fases y que todo en este mundo es prestado. Debemos aprender a lidiar con las circunstancias de la vida.
Sin embargo, Rut no se desanimó. Fue a recoger cebada y conoció a Booz, un hombre fiel y de principios. Con su unión, nació un hijo, Obed, quien fue llevado al regazo de Noemí. La historia de Noemí fue cambiada por la historia de Rut.
Obed engendró a Isaí, e Isaí engendró a David. Jesús vino de la raíz de David. La historia cambió. Dios había dicho que ningún moabita entraría en la congregación, y Rut entró en la historia de la genealogía de Jesús.
Esta historia nos enseña a enfrentar la realidad con fe. Todas pasamos por pérdidas, pero nuestros sufrimientos ocurren para que conozcamos a Dios.
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