Fe amenazada: cuando el celular se roba la vida

Demasiada pantalla, poco tiempo para la vida.
Demasiada pantalla, poca lectura y oración.
Demasiada pantalla, familia ignorada.
Demasiada pantalla, poca salud mental.
Demasiada pantalla, insatisfacción con lo que se tiene.
Demasiada pantalla, relaciones endurecidas.
Las pérdidas son tantas, que es difícil enumerarlas.
Entonces, ¿ha pensado que para provocar el debilitamiento espiritual de alguien, desestabilizar su familia e incluso hacer que esa persona peque, el mal solo necesita un celular?













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