Evita una cirugía por reflujo gástrico
El esófago es una de las partes más importantes del aparato digestivo, pues a través de él se comunican la faringe y el estómago. Además, es el encargado de trasladar o deglutir los alimentos que son ingeridos. Gracias a este procedimiento se cumple el proceso de digestión.
Pero algunas bacterias, virus, la genética o el estilo de vida pueden provocar ciertos padecimientos del aparato digestivo. Una de las enfermedades más comunes es la del reflujo gastroesofágico.
Dicha afección se produce cuando el ácido del estómago circula con frecuencia entre la boca y el estómago, es decir, por el esófago. Por lo que causa irritación del revestimiento de este conducto.
Según la web de Mayo Clinic, muchas personas padecen de reflujo ácido de manera periódica. «La enfermedad por reflujo gastroesofágico es un reflujo ácido suave que ocurre al menos dos veces por semana. O un reflujo ácido de moderado a grave que ocurre al menos una vez por semana», indica.
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Añade que, en la mayoría de los casos es controlable, cuando el paciente cambia su estilo de vida o recibe un tratamiento adecuado. No obstante, algunos pueden necesitar de medicamentos más fuertes o incluso de una cirugía para aliviar los síntomas molestos.
Algunos de ellos son:
- Sensación de ardor en el pecho [acidez estomacal] que empeora por las noches
- Dificultar para tragar alimentos
- Regurgitación de alimentos o líquidos agrios
- Sensación de un nudo en la garganta
- Cuando se experimenta esta sensación por las noches, el paciente puede desarrollar tos crónica, laringitis, problemas de asma, trastornos del sueño
Entre los factores de riesgo se encuentran:
- Obesidad
- Protuberancia en la parte superior del estómago que sube hasta el diafragma
- Embarazo
Y los factores que la pueden agravar:
- Tabaquismo
- Ingerir una gran cantidad de alimentos por la noche
- Alimentos con grasa
- Alcohol y café
- Medicamentos como la aspirina
Evita complicaciones, con el tiempo, la inflamación crónica del esófago puede causar estrechamiento del conducto y generar dificultad para comer. También se puede crear una llaga o úlcera que causa sangrados, dolor e impide la alimentación. Además, el esófago puede estar susceptible a cambios en su tejido y se aumenta el riesgo de padecer cáncer de estómago.
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