Este es el error que muchos cometen

Las personas se hacen a la idea de que si conquistan varias cosas, serán más felices y completas. «Desgraciadamente no es verdad, en realidad se volverán frustradas, ya que después de lograr lo que querían, eso pierde sentido.

Es como un niño que quiere mucho un juguete y se lo pide tantas veces a sus padres, que cuando lo recibe, está con él todo el tiempo durante unas semanas. Después, se olvida de él y quiere otra cosa. Eso describe al alma humana», ejemplificó el obispo Franklin Sanches en la reunión del pasado domingo 20 de febrero.

Muchos encuentran a la persona de su vida y se casan con el deseo de ser felices. Pero los días pasan, uno de ellos se fija en alguien más y termina traicionando a su pareja. ¿Esto es porque se acabó el amor? No, nuevamente, el problema está en el alma, ella no se sacia con nada, por eso impulsa al ser humano a tomar decisiones y buscar cosas que después no tendrán sentido.

Esto no es cosa del presente. Un hombre del pasado desahogó su frustración por querer buscar la felicidad en las cosas y personas. Se trata de Salomón. Él fue y aún es el hombre más rico y sabio de toda la historia, pero cometió un error que no debemos seguir:

«Decidí en mi corazón agasajar mi carne con vino y, sin renunciar mi corazón a la sabiduría, entregarme a la necedad, hasta ver cuál es el bien en el que los hijos de los hombres se ocupan debajo del cielo todos los días de su vida […]. Amontoné también plata y oro, y preciados tesoros dignos de reyes y de provincias. Me hice de cantores y cantoras, y de toda clase de instrumentos musicales, y gocé de los placeres de los hijos de los hombres» (Eclesiastés 2:3-8).

Todo lo que logró lo hizo para él mismo, no pensó en la gloria de Dios. Lo único que construyó para el Señor fue el Templo que Él ordenó. Pero fuera de eso, nada más. El obispo explica que, supuestamente, Salomón era la persona más feliz del mundo, lo que sus ojos desearan lo obtenía; de hecho llegó a tener mil mujeres, sin embargo, a causa de ellas él casi se perdió y solo no fue al infierno por la promesa que Dios le había hecho a David.

«… mi corazón se gozaba de todo lo que hacía. Esta fue la recompensa de todas mis fatigas. Miré luego todas las obras de mis manos y el trabajo que me tomé para hacerlas; y he aquí, todo es vanidad y aflicción de espíritu, y sin provecho debajo del sol.» (Eclesiastés 2:10-11).

Para que usted entienda: nada en esta vida le puede hacer feliz. Una pareja, tener hijos, fama, dinero, casas, bienes…, solo le pueden dar placer momentáneo, pero en su interior será como Salomón: vacío, y entre más vacío sea alguien, más cosas buscará para intentar llenar eso. Al no hallar manera de hacerlo, busca refugios como el alcohol, las drogas y las fiestas.

Entonces, ¿qué puede curar el alma?

Ella solo sentirá satisfacción plena cuando el Espíritu Santo entre en usted. Con poco o mucho, será feliz y tendrá paz al recibirlo. «Quizá es alguien de negocios, conquistó dinero, empresas y, de pronto, su familia es un desastre, su dinero no le da paz y simplemente no puede comprarla con una pastilla.

Y a veces por eso una persona se suicida, pensando que así encontrará descanso, pero no es así, el suicidio la lleva al infierno. La única manera de descansar es cuando su alma está con Jesús, y hoy Él quiere entrar a su vida y darle sentido. Sin embargo, depende de su decisión de entregarse para que Él lo haga», dijo el obispo para finalizar.

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