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Los padecimientos están a la orden del día y los enfermos no paran.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), solo en México se necesita al menos un médico para cada 333 habitantes, donde la diabetes, el cáncer y las enfermedades cardiovasculares, consideradas no transmisibles, se encuentran entre las más comunes.

Si solo en el país la población consta de 119,530,753 habitantes, ¿cuántos médicos se necesitarían para atender a tantas personas? La Palabra de Dios nos cuenta que Jesús, viéndose en la necesidad de ayudar a la gente, llamó a 70 hombres de fe para que fueran a sanar a los enfermos, pues estaba consciente que el trabajo era mucho para que uno solo lo llevara a cabo.

Esta escrito: “… y sanad a los enfermos que en ella haya, y decidles: Se ha acercado a vosotros el reino de Dios” (Lucas 10:9).

Es por eso que, los martes en la Universal, se lleva a cabo la Reunión donde se clama por la sanidad de los asistentes y, de esta forma, tengan una vida de calidad y libre de toda enfermedad.

El único requisito que ellos necesitan es usar la fe y venir dispuestos a dejar atrás los dolores y molestias. ¡Asiste tú también!

«Sobrellevaba mi enfermedad con hierbas e inhalaciones»

“Lo más difícil que pasé desde que era un bebé fue tener problemas en las vías respiratorias. No podía jugar como los demás niños, mojarme ni hacer esfuerzo porque sentía que me asfixiaba. Además, debía quedarme encerrada, sobrellevaba mi enfermedad a base de hierbas, ya que mi mamá no tenía dinero para atenderme como se debe y comprar medicamentos.

Cerca de 30 años, estuve así hasta que mi papá me invitó al Centro de Ayuda Universal. La invitación llegó justo a tiempo porque los doctores no me daban esperanza. Por si fuera poco, tiempo después, me dio anemia. Al asistir con frecuencia a las reuniones que se realizaban los martes, donde justo se pedía por la salud de los enfermos, usé mi fe para hacer lo que por mucho tiempo y de muchas formas no logré: curarme.

Hace 12 años asisto a la Universal y no me ha dado ninguna crisis, pues estoy sana al 100 por ciento. Dios hace maravillas en la vida de quien Lo busca con sinceridad, así como lo hizo conmigo. No postergué mi venida a la Universal y el resultado fue positivo, mi vida cambió en todos los aspectos”, Susana.

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