Escucha la voz

«Si escuchas atentamente la voz del Señor tu Dios, y haces lo que es recto ante Sus ojos, y escuchas Sus mandamientos, y guardas todos Sus estatutos, no te enviaré ninguna de las enfermedades que envié sobre los egipcios; porque Yo, el Señor, soy tu sanador.» (Éxodo 15:26).
Mira cuán bueno es oír la voz de Dios, andar en rectitud e inclinar el oído a Su Palabra, guardando cuidadosamente Sus estatutos, que son ligeros y suaves para el alma redimida y deseosa de agradar al Señor. Así, plagas, virus, enfermedades y catástrofes no podrán alcanzar a Sus fieles escogidos, porque el Señor es sincero y fiel.
Por Ester Bezerra
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