¿Es justo vivir sufriendo?
No hay nada más cruel que el dolor de la injusticia
Te levantas temprano, sales corriendo de casa para llegar a tiempo al trabajo, evitas faltar, cumples con tus responsabilidades y el salario es poco. Hiciste el mayor esfuerzo para que a tus hijos nada les falte y ahora “te pagan” con rebeldía y adicciones. No tienes ojos para nadie más que tu pareja, guardas tu corazón y pensamientos para él/ella y, sin embargo, te ha sido infiel.
¡Qué injusta suele ser la vida para algunos!
¡Despierta, levántate contra la injusticia!
¿Se puede luchar contra eso? ¡Por supuesto que sí! Las injusticias de la vida no son otra cosa más que obstáculos del maligno, por lo tanto, se pueden revertir con una fe inteligente y entregada al Señor Jesucristo. Si buscas a este Dios vivo y le expones tu causa, Él puede cambiar esa realidad triste e injusta.
«Todas las personas poseídas por el Espíritu de Dios cargan en sí mismas la indignación contra los espíritus de la corrupción espiritual y moral. Para ellas, es inadmisible tener el Espíritu de Dios y, al mismo tiempo, estar sujetas a las injusticias que, en el fondo, proceden del infierno.
El permiso Divino en esto no es señal de Su voluntad. Al contrario, Dios ha permitido la acción de los enemigos de la justicia para que Sus hijos, hijos de la Justicia, se indignen, luchen y prevalezcan contra ellos», explica el obispo Edir Macedo.
Dijo Job: «¡Quién me diera saber dónde encontrarle, para poder llegar hasta su trono! Expondría ante Él mi causa, llenaría mi boca de argumentos. Aprendería yo las palabras que Él me respondiera, y entendería lo que me dijera.
¿Contendería Él conmigo con la grandeza de su poder? No, ciertamente me prestaría atención. Allí el justo razonaría con Él, y yo sería librado para siempre de mi Juez.» (Job 23:3-7)
Dios continúa vivo
El Dios de los tiempos bíblicos es el mismo en los días actuales. Dios es justo y Sus hijos son protegidos por Él. Los espíritus malignos o las personas malas incluso pueden desearle el mal que está bajo Su Justicia, como lo hicieron los conspiradores en contra de Daniel. No obstante, el Altísimo es celoso con respecto a Sus hijos.
El precio para quien desafía a la autoridad de Dios es la confesión de que es impotente, incluso cuando, aparentemente, tiene algún poder en manos.
No importa el tamaño de los “leones” que intentan consumir la vida de quien es de Dios. No importa el tamaño de la indignación de quien planea el mal. Dios siempre será el justo juez.
Un poderoso propósito de oración
Con la intención de buscar el poder de Dios para nuestra vida, durante 15 días, en todas la Universal del país, se realizará un poderoso propósito de oración y súplica de rodillas por la justicia, en memoria del pacto de Daniel.
Este domingo participa en la Universal más cercana a tu domicilio, especialmente a las 9:30 de la mañana y, por medio de tu fe, logra la bendición divina. Si resides en la Ciudad de México, asiste al Templo de los Milagros ubicado en Av. Revolución núm. 253, col. Tacubaya.
«Era injusto vivir con tantos problemas, pero Él lo transformó todo»
«Sufrí una injusticia en mi vida amorosa, ya que después de haberle entregado todo a mi pareja, él me abandonó. Por medio de una llamada telefónica, me dijo que ya no estaría más conmigo. Esto me devastó.
Había luchado mucho para concretar mi sueño de ser emprendedora, tenía tres negocios. No obstante, los descuidé por la crisis emocional que pasaba. Incluso mi economía se vio afectada, pues hasta deudas generé.
Al llegar a la Universal aprendí que Dios es el Justo Juez que, cuando obedecemos Su Palabra y usamos la fe, tenemos el derecho de exponerle nuestro caso en el altar para que Él haga justicia. Después de serle fiel, confiar y actuar con base a Sus mandatos, mi historia cambió.
Primero sanó mi corazón y, a su tiempo, conocí a un hombre maravilloso con el que me casé; juntos le brindamos un verdadero hogar a mi hija. Además, terminé mi carrera universitaria, tengo un buen empleo, liquidé mis deudas y vivo en paz. Creo en la Justicia Divina, porque Dios me mostró que, cuando viene de Él, no falla.» -Lorena Chanez.
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