¿Eres agradecido?

¿Eres agradecido?

Por Departamento Web 2

Descubre por qué esta acción mejora tu vida y te ayuda en tu confianza en Dios

Todos tienen problemas de todo tipo: algunos enfrentan adversidades relacionadas con la salud, otros tienen dificultades económicas y también hay quienes intentan resolver problemas afectivos y espirituales, solo para ejemplificar algunos de ellos. Si no estás enfrentando alguno de ellos, aguarda y ten la certeza de que los desafíos surgirán porque la vida es una lucha continua y constante de superación de conflictos.

Muchos buscan la fuerza necesaria para superarlos en Dios. Esa seguramente es una acción frecuente y no hay nada de malo en adoptarla. Al contrario, somos testigos de que ese pacto es fundamental para vencer los problemas. Lo que realmente vemos mal es que muchos hombres y mujeres no logran ver cuánto han logrado por el hecho de estar a Su lado.

Tampoco se trata de decir que pueden conformarse con lo que ya obtuvieron. No. En realidad, estamos hablando de otra cosa: de la gratitud. Cuando hablamos de ella, nos referimos a lo que sentimos después de que recibimos algo de alguien. Puede ser una conquista material, como un regalo, una sanidad o un libramiento. Las posibilidades son infinitas cuando se está con Dios. Cabe recordar que no siempre esperamos lo que recibimos, pero esta «ganancia» siempre debe ser valorada.

De acuerdo con el obispo Renato Cardoso, la confianza y la gratitud son remedios para la ansiedad, la preocupación y la infelicidad, pero muchos no logran reconocer las pequeñas cosas que inspiran la gratitud ni ven razones para ser felices.

Si, por un lado, la gratitud demuestra la confianza en Dios, por el otro, como afirma el obispo, la ingratitud es la falta de reconocimiento de lo que ya fue conquistado, además de la falta de fe. «Incluso cuando nos deparamos con problemas es posible encontrar motivos para ser agradecidos. Eso no significa tener pensamiento positivo, sino mantener la confianza y la fe», explica.

La Biblia también nos socorre cuando buscamos motivos para ser agradecidos. Después de liberarse de la esclavitud de Egipto e incluso delante de las bendiciones concedidas por Dios durante toda la jornada de 40 años para atravesar el desierto camino a la Tierra prometida, muchos hebreos no entraron. El motivo fue simple: fueron ingratos.

Aún hoy ese comportamiento se repite, de acuerdo con el obispo: «el ser humano es muy ingrato. Si usted evalúa de manera general, nosotros somos muy ingratos, eso se observa incluso dentro de casa, con los hijos. Los hijos son ingratos con los padres y no reconocen lo que los padres hacen por ellos. Si el hijo es ingrato con su padre, ¿qué decir del resto?».

El obispo explica que las personas tienen una idea totalmente equivocada sobre su papel y terminan queriendo establecer relaciones en las que solo ellas ganan: «el ser humano cree que todo el mundo tiene que atender sus caprichos y necesidades y tienen dificultades para reconocer lo que ya tienen».

También necesitamos entender que, si la gratitud no es ejercitada, se atrofia. Es por eso que muchos dejan de notar las cosas buenas que suceden en su vida. Muchos tienen salud, mientras otros están enfermos. Muchos tienen una casa en dónde vivir, están rodeados de personas con las que pueden contar, son inteligentes y poseen una serie de capacidades para enfrentar las adversidades y terminan teniendo oportunidades para evolucionar y que otros no tienen y, aun así, se entregan a los problemas sin entender cuán bendecidos son.

Hay acciones simples que pueden adoptarse para demostrar gratitud, como sonreír al pasar por otra persona, agradecer por los elogios recibidos, tener paciencia con los que están a nuestro alrededor, desde las personas de la tercera edad, pasando por el jefe malhumorado, hasta con los hijos que necesitan enseñanzas. La gratitud no tiene límites.

Una de las maneras para que un cristiano se muestre agradecido, por ejemplo, es el sacrificio en el Altar. Con él, es posible reconocer y retribuir la confianza de Dios. «Si usted entrena su mente para ser más agradecido y valora desde las pequeñas cosas hasta las grandes, descubrirá que ya es feliz y no lo sabía. Yo no estoy hablando de pensamiento positivo o que usted no deba tener metas, sino que se dé cuenta de que las personas ingratas, a pesar de que alcanzan el éxito, no son felices», concluyó el obispo.

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