«Éramos esclavos de las enfermedades y del sufrimiento»
«Fui una mujer depresiva. Mi hija se embarazó y se fue de la casa; su decisión aumentó la gravedad de mi problema emocional. Además, atravesábamos problemas económicos: nos endeudamos con casi un millón de pesos y no teníamos forma de liquidar esa deuda.
También estábamos enfermos. Una de nuestras hijas tenía ataques epilépticos y a mí me detectaron un tumor fuera del útero, si no me operaban de manera urgente, iba a morir. Asimismo, el estado de salud de mi esposo era delicado, había pasado por un conato de infarto.
Cuando creí que no era posible salir adelante, una puerta se me abrió: llegué al Templo de los Milagros. En las reuniones comprendí que al usar la fe y clamar a Dios con un corazón sincero, Él puede darnos una vida de calidad. Decidí creerle al Señor, seguí cada consejo bíblico, dejé lo que a Él le desagrada, mi confianza creció y se lo demostré en la Hoguera Santa.
Realicé un sacrificio de fe, segura de que obtendría bendiciones inimaginables y así sucedió. Hoy todo ese caos ya no es parte de mí, vivo diferente: emprendimos nuestros propios negocios, nos va tan bien que pagamos la deuda, compramos autos, mi casa, un terreno para construir bodegas y talleres, además de que estoy construyendo departamentos para rentar. Todos estamos sanos y unidos, pues mi hija regresó a casa. Aliarse a Dios es dejar de ser esclavo de los problemas» -Esperanza Huerta
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