«Era tanta mi tristeza que morir era mi única salida»
«Al tener una mala relación con mis papás, se generó en mí una sensación de soledad, sentía un vacío interno y, a su vez, esto me trajo problemas de autoestima. Estando en mi cuarto frente al espejo, me golpeaba, castigándome por no ser lo que yo misma esperaba de mí. El diálogo conmigo era: “no sirves”, “no vales nada”, “nunca serás feliz” …
Además, en el colegio, también era maltratada tanto física como psicológicamente. Fue algo tan doloroso que intenté el suicidio. No obstante, más adelante, tuve que enfrentarme a algo más fuerte aún: ser madre. Eso me motivó a buscar otra alternativa para mí y llegué al Templo de los Milagros.
Aquí comprendí que, con Dios, de verdad las cosas toman un rumbo diferente. Le hallé sentido a la vida, descubrí el amor por mí misma. Ya no siento la necesidad de morir, ha valido la pena seguir viva porque así puedo constatar que cuando nos acercamos al Señor Jesús y nos dejamos moldear, Él transforma nuestra vida por completo.» -Alma Vega
Lea también: Él se alejó de todos y se hundió en la oscuridad
Más historias en Yo era depresivo
comentarios