Enfermedades sin explicación aparente
Cierto tipo de malestares podrían tener un origen espiritual
Ante un dolor físico, hay quienes acuden con el médico, pero a pesar de los estudios, tratamientos, revisiones y visitas a especialistas, no descubren la raíz de su enfermedad.
El obispo Edir Macedo explicó que «las enfermedades espirituales son aquellas que presentan síntomas como las enfermedades comunes sin que los médicos logren localizar o diagnosticar sus causas. El paciente muchas veces se enoja y duda de la capacidad de aquel médico. Consulta a muchos otros sin obtener el resultado esperado en ninguno de ellos. Incluso, los mismos médicos canalizan a sus pacientes con otros especialistas suponiendo que el origen es psicológico… y nada.»
Son innumerables las personas que sufren por este problema sin saber el origen, pero ¿cómo ponerle fin? La única manera, según comenta también el obispo, es haciendo un pacto con Dios.
«Aunque una gran cantidad de enfermedades son ocasionadas por algún mal espiritual, este no siempre es evidente. Ahora bien, cuando él es expulsado de la vida de la persona, mediante oraciones de liberación, la cura es inmediata», recalcó.
Si tienes malestares que medicamente no tienen explicación y quieres erradicarlos, participa en los viernes de liberación. Dicha reunión se lleva a cabo en el Templo de los Milagros a las 7 de la noche (Av. Revolución núm. 253, col. Tacubaya) y en todas las Universal del país. Consulta las direcciones haciendo clic aquí.
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«Caímos enfermos y no sabíamos ni por qué»
«Nuestra vida estaba bien, no teníamos problemas económicos, había armonía en la familia… pero, de un día para otro, mi hijo y yo nos enfermamos. Acudimos con diversos médicos, nos hacían estudios, revisiones minuciosas sin encontrar el origen de nuestras enfermedades.
Mi hijo perdió 25 kilos en un mes, por esa característica decían que tenía diabetes; sin embargo, no era algo seguro. Yo empecé a sufrir ataques de pánico, perdí la audición, me daba miedo salir a la calle, me deprimí; mi actitud era tan extraña que la gente se alejó de nosotros.
Esta situación afectó nuestra economía, buscamos diversas maneras de salir adelante, hasta visitamos brujos. No obstante, no había una solución para nuestro problema. Un día me invitaron a la Universal, como estaba desesperada acudí. Por primera vez sentí paz, no supe de dónde me salían tantas lágrimas; sin embargo, me desahogué con Dios. Salí con esperanza.
Cada viernes estaba puntual en la reunión, tenía fe de que el mal que estaba actuando en mi salud saldría de mi vida y así fue. Dios me honró. Actualmente, mi hijo y yo estamos sanos, recuperamos nuestra buena condición económica, no tengo miedo de salir a la calle, escucho perfectamente bien. El mal que nos atormentaba fue expulsado gracias a la acción del Espíritu Santo.» -Norma Ramírez
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