El vino invisible del éxito
Nada puede ser más peligroso para el corazón humano que el éxito. Este puede apartarnos de nuestros principios que preservan nuestra fe, de nuestra familia y de la palabra empeñada a lo largo de la vida.
Cuando el éxito se sube a la cabeza, los valores se mueren y se pierden completamente los frenos espirituales, morales y éticos. Conciencia, ¡ah! Poco a poco, ella fue siendo ignorada, hasta volverse cauterizada, insensible y sin voz activa.
Prevalece en esa persona solo una voz que concuerda con todas sus decisiones y que le da valor para realizar todos sus deseos. Al final, lo que realmente importa es ser feliz, dicen los que están embriagados por el éxito.
No obstante, alcanzar el éxito sin tener madurez puede ser un lazo. Así como tener éxito en lo que Dios no aprueba, puede ser un certificado de defunción espiritual. (Aunque he visto la de defunción literal, lamentablemente).
Entonces, ¿qué hacer cuando todo esté yendo muy bien?
¡Vigile su corazón!
¡Vigile sus ojos!
¡Vigile sus inclinaciones!
¡Vigile sus deseos!
¡Vigile lo que le da placer!
Cuando todo esté muy bien, repito, vigile, sino, ¡usted morirá!
Por Núbia Siqueira
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