El Universal Socioeducativo trabaja a favor de los menores infractores

En una sociedad donde impera la violencia, la criminalidad, la pérdida de valores y los hábitos nocivos para el cuerpo y la mente humana, son los jóvenes quienes acaban más afectados por esta ola destructora. De acuerdo con un estudio realizado por el Centro de Investigación para el Desarrollo A.C., en México, durante 2014, 42 mil adolescentes fueron acusados de algún delito.

El Universal Socioeducativo (USE) es un proyecto que trabaja para ayudar en la recuperación y reinserción a la sociedad de jóvenes que, por diversos motivos, se encuentran detenidos en tutelares para menores y otras correccionales. No obstante, también auxilia a las familias de los menores infractores.

Cabe mencionar que el trabajo abarca tres áreas:

Prevención: A través de labores sociales, se visitan zonas vulnerables de alto nivel delictivo.

Contención: Se les brinda mensajes que les transmitan vida y esperanza a quienes están privados de su libertad.

Acompañamiento: Una vez que los jóvenes infractores alcanzaron su libertad, se da un seguimiento brindándoles diferentes herramientas, como la educación y la fe.

Aunque, en nuestro país, la Universal arrancó esta iniciativa en marzo de este año, se ha trabajado arduamente para que la juventud esté consciente de las problemáticas a las que está expuesta. Asimismo, se realizan constantemente actividades culturales y deportivas, así como conferencias motivacionales, las cuales son posibles gracias a los voluntarios de la USE.
Tú también puedes ser parte de este hermoso trabajo. Si te interesa sumarte, busca una Universal para pedir informes.

«Lejos de Dios, me volví adicto al alcohol y al cigarro, los consumía diario»

Participaba normalmente en las reuniones de la Universal, solo que, un día, dejé de hacerlo. Lejos de Dios, me volví adicto al alcohol y al cigarro, los consumía diario. Lo peor que llegué a hacer fue robar en una tienda. Además, los fines de semana, me iba a fiestas con mis amigos, pensando que de esa manera sería feliz, pero en una de ellas me apuntaron en la cabeza con una pistola.

En ese momento que mi vida corría peligro, decidí regresar a los brazos de Dios y a obedecer su Palabra. Así, pude reivindicarme: dejé los vicios y de robar, no necesito ir a fiestas para sentirme feliz porque mi alegría proviene de Él, pues el Espíritu Santo habita en mí. Eso repercutió para bien en mi economía y en mi vida amorosa. -Moisés Ruiz, 21 años