El tiempo se hace

Por increíble que parezca, por más que el tiempo no pare y que la impresión sea que tenemos que ajustarnos a él siempre, quien aprendió a organizarse en la vida, entendió que primero tenemos que aprender a hacer tiempo.

El problema es que las distracciones se comen nuestro tiempo. Cuando se levanta por la mañana y pronto agarra el celular, él va a comerse aquel tiempo en que usted podría estar terminando de arreglarse. Cuando usted toma el transporte público y se la pasa en el celular, está dejando de pensar en algo que necesita resolver en su vida. Cuando usted llega temprano a la iglesia y comienza a conversar con alguien que conoce ahí, está dejando de prepararse para la Palabra que va a oír del Altar en breve.

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Cada vez que se distrae, pierde tiempo. Cada vez que hace lo que tiene que hacer, está haciendo tiempo también. Por eso algunas personas dan las cuentas de muchas cosas y otras no dan cuentas ni de pocas cosas.

«No tengo tiempo de hacer ejercicio», MENTIRA. Al final, ejercicio usted hace cada vez que usa y estimula su cuerpo para moverse. Por lo tanto, no necesita estar en un gimnasio para eso, ni tener uno personal. Basta que se programe… Tal vez caminar al trabajo en lugar de tomar el transporte… Subir las escaleras en lugar de tomar el elevador… saltar la cuerda mientras mira la televisión… es solo usar su creatividad.

El tiempo se hace, porque se usa con eficacia. Quien no tiene tiempo para nada está, de alguna forma, haciendo lo que no debería.

Por Cristiane Cardoso