El Señor escudriña los corazones
«En cuanto a ti, Salomón, hijo mío, reconoce al Dios de tu padre, y sírvele de todo corazón y con ánimo dispuesto; porque el Señor escudriña todos los corazones, y entiende todo intento de los pensamientos. Si le buscas, Él te dejará encontrarle; pero si le abandonas, Él te rechazará para siempre.» (1 Crónicas 28:9).
Como David, los siervos de Dios hoy han aconsejado al pueblo que conozca al Altísimo. Y porque Él es Santísimo, debemos servirle con pureza de corazón, porque Él escudriña nuestros corazones y escudriña nuestros pensamientos. No podemos ocultarle nada, porque nos conoce muy bien.
Si lo buscamos, encontraremos gracia delante de Él. Su placer es bendecir a los que le invocan con sinceridad.
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