El poder de la confianza

<strong>El poder de la confianza</strong>

Por Departamento Web 2

En punto de las 10 a. m., dio inicio el último Santo Culto de enero (domingo 29), en el cual, el obispo Franklin recalcó la importancia de priorizar el Espíritu Santo por encima de las bendiciones y milagros, porque nada de eso se compara con tener la presencia de Dios en nuestra vida, ya que Él es quien nos sustenta y da la fortaleza para enfrentar cualquier situación.

Falsas esperanzas

Muchas personas dentro de las iglesias creen que su vida será color de rosa y no enfrentarán dificultades, pero la realidad no es así, por eso cuando viene el día malo muchas se desaniman y desisten.

«Pero recordad los días pasados, cuando después de haber sido iluminados, soportasteis una gran lucha de padecimientos» (Hebreos 10:32).

Como la propia Palabra señala, el ser iluminados con el Espíritu Santo no nos hace intocables, no garantiza que estaremos libres de padecimientos, pues, si lo pensamos, hasta el propio Señor Jesús tuvo que pasar por momentos difíciles. Al respecto el obispo recordaba cuando el propio Espíritu Santo llevó al Señor Jesús al desierto, después de ser bautizado, para ser tentado por satanás.

Esto es un modelo de lo que ocurre hoy en día, porque cuando alguien verdaderamente se entrega a Dios, y decide darle su vida y serle fiel, invariablemente se van a levantar dificultades con el propósito de desanimarlo y que crea que ha tomado la decisión equivocada, para ello el diablo bombardeará con dudas la mente de la persona, para debilitarla y así desista de seguir a Jesús.

El secreto para vencer

Todo aquel que verdaderamente se entrega a Dios, tendrá que pasar por aflicciones. Por ello es fundamental el Espíritu Santo, porque solo Él es capaz de darle certeza a la persona de que va a vencer, solo Él puede infundirle confianza en medio de la tormenta y darle condiciones para salir fortalecido de esa situación.

«… por una parte, siendo hechos un espectáculo público en oprobios y aflicciones, y por otra, siendo compañeros de los que eran tratados así. Porque tuvisteis compasión de los prisioneros y aceptasteis con gozo el despojo de vuestros bienes, sabiendo que tenéis para vosotros mismos una mejor y más duradera posesión. Por tanto, no desechéis vuestra confianza, la cual tiene gran recompensa. Porque tenéis necesidad de paciencia» (Hebreos 10:33-36).

Paciencia es lo que mucha gente no tiene porque quieren las cosas rápidas. Sin embargo, el Espíritu Santo nos da paciencia y perseverancia, para que cuando enfrentemos dificultades y luchas, actuemos con fe, insistiendo en nuestras oraciones, cadenas y propósitos sin importar que a los ojos humanos parezca imposible de resolver, porque el Espíritu Santo nos da la confianza de que la victoria llegará, por eso no nos desanimamos, porque decidimos creer en Dios y eso le agrada.

La fe que agrada a Dios

Solo con el Espíritu Santo es que se pueden soportar las adversidades sin mirar atrás, sin desistir. Porque no nos deja resignarnos ante los problemas, pues la fe es creer, a pesar de las circunstancias, que Él hará Su obra.

Al respecto el obispo señaló: «La fe no es para resignarse, no es para que se conforme ni para que se entregue al problema, ni para que se victimice; no, la fe no es así; la fe me hace perseverar, me hace insistir, me hace luchar, y solo el Espíritu Santo coloca eso adentro de la persona. Él me da ánimo, motivación y fuerzas, por eso la Palabra dice: «Porque tenéis necesidad de paciencia, para que cuando hayáis hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa.» (Hebreos 10:36). El Espíritu Santo me hace luchar, perseverar y confiar, para obtener la promesa que Él me ha hecho».

«Porque dentro de muy poco tiempo, el que ha de venir vendrá y no tardará. Mas mi justo vivirá por la fe» (Hebreos 10:36).

Vivir por la fe es mantenerse creyendo y usando la fe pese a los problemas, «porque es fácil decir que se tiene fe cuando todo está bien, por eso esta se demuestra cuando aun pasando por luchas y adversidades, en su interior dice: “oh, Dios, yo sigo creyendo en Ti, yo sigo confiando en Tus promesas”», agregó.

 «Mas mi justo vivirá por la fe; y si retrocede, mi alma no se complacerá en Él. Pero nosotros no somos de los que retroceden para perdición, sino de los que tienen fe para la preservación del alma.» (Hebreos 10:36).

Más que esta vida

Por encima de cualquier dificultad o reto a superar, el Espíritu Santo viene a la vida de la persona para que ella tenga la estructura espiritual para guardar la salvación de su alma, para no negar su fe en Jesús a pesar de los desiertos de la vida.

Por ello, lo primero que tiene que hacer una persona es ser llena del Espíritu Santo, porque así «vence su lucha primero por dentro y cuando vence la guerra interna, lo de afuera es solo cuestión de tiempo. Por eso tengo paciencia y perseverancia porque ya vencí el problema interior, aunque este siga estando afuera de mí, por dentro tengo la certeza de que voy a vencer; el Espíritu Santo hace eso.

Lo único que tiene que hacer es darle toda su vida, entregársela y permitir que Él tome las riendas, permitiendo que Él sea el que la gobierne. Porque si se entrega al gobierno de Jesús, por dentro tendrá paz, aunque afuera haya una guerra», concluyó el obispo.

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